Elegante, bien vestido, con el premio al lado suyo, se dedicó un ratito a tocarlo, como si necesitara tocar para creer que recuperó su lugar como el mejor del mundo. "Quiero agradecerle primero a los que me votaron, a mis compañeros, como siempre digo, porque sin ellos esto no sería posible. Y después al fútbol en general por todo lo bueno y malo que me hizo vivir, porque eso me hizo crecer en la vida", declaró.
El triunfo parecía evidente. Los cinco títulos del Barcelona, Champions League incluida, lo ponían en una situación de privilegio: Liga, Copa del Rey, Supercopa Europea y Mundial de Clubes completaron un 2015 mágico e inolvidable.
Y como es habitual, el 10 contribuyó de manera decisiva a esos éxitos: marcó 43 goles en 38 partidos de campeonato, además de 18 pases de gol y acabó máximo anotador de la Champions (con 10 goles, empatado con CR7 y Neymar) y aunque no marcó en la final participó en los tres goles de la victoria ante la Juventus (3-1).
Como dato extra, Argentina se transformó en el país que más Balones de Oro recibió: si bien fueron solamente tres jugadores –Alfredo Di Stéfano y Omar Sívori, además de Messi— son ocho los galardones que acumulan los tres futbolistas argentinos.
Sampaoli fue el único en asistir, pero el premio lo ganó Luis Enrique
El gran año del Barcelona tuvo su frutilla ya que Luis Enrique consiguió el galardón como el mejor entrenador del 2015. Se quedó con la terna que compartía junto a Pep Guardiola, técnico del Bayern Münich, y Jorge Sampaoli, seleccionador de Chile. Fue Carlos Bilardo quien anunció al ganador del premio.
La gala estuvo marcada por la situación que vive la FIFA. Sepp Blatter, anfitrión de la fiesta desde que la máxima institución del fútbol se unió a la revista francesa France Football para entregar un solo premio al mejor jugador del año (2010), ni siquiera podrá pisar el Palacio de Congresos de Zúrich, ya que su sanción de ocho años por corrupción, impuesta por el propio organismo que presidía, se lo impide.
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