Con tan solo 20 años, Nahitan Nández ya era capitán y figura de un grande como Peñarol. Su combinación de temperamento y talento no pasó desapercibida ante la dirigencia xeneize que empezó a seguirlo con la intención de sumarlo al plantel. Y, finalmente, a mediados de 2017, el uruguayo se convirtió en jugador del club.
A pesar de su juventud, el mediocampista no tardó en demostrar que estaba hecho a la medida de Boca. Esta condición se reflejó en cada partido en el que desplegó su entrega y sacrificio. Y es que como muy pocos, él es uno de esos tipos que nunca da una pelota por perdida y, si es necesario, traba con la cabeza.
Guillermo: "Lo único que tengo es tristeza por no ganar la copa"
La gastada de Driussi a Benedetto tras la consagración de River
Como se espera de los grandes jugadores, Nández debía exhibir todas estas virtudes en una gran cita. Así lo hizo esta tarde en el Estadio Santiago Bernabéu frente al clásico rival en el partido más importante de la historia. Por eso, aunque la Copa Libertadores se la llevó River, los hinchas le reconocieron su entrega.
En el primer tiempo, el charrúa no solo mostró su potencia física sino que también coronó esos 45 minutos con un pase entre líneas que terminó en el gol del Pipa Benedetto. Incluso, durante toda esa etapa, el crack se adueñó del mediocampo imponiéndose a un experimentado como Leo Ponzio en cada pelota dividida.
Ya en el complemento y en los tiempos extras, cuando las piernas no respondían, Nahitan demostró que jamás va a negociar el esfuerzo. Lo suyo fueron 120 minutos de pura garra y corazón que se metieron en el bolsillo al pueblo boquense aún en la derrota. El uruguayo tiene pasta de ídolo.
River tocó el cielo de la historia y ahora va por la gloria del Mundial de Clubes
Seis razones por las que Gallardo se convirtió en el máximo ídolo de River
comentar