Al rompecabezas que debe armar Edgardo Bauza para vencer a Bolivia le falta la pieza más importante. Lionel Messi no podrá jugar y el entrenador debe resolver un jeroglífico para reemplazar lo insustituible. La categoría del rosarino no se puede suplantar. El Patón cuenta con varias opciones, pero ninguna que garantice una producción suculenta como la del capitán.
De mantener el 4-4-1-1, el reemplazante natural sería Paulo Dybala. En Juventus, el cordobés juega de eso: detrás de un atacante, con dos volantes por afuera, pisa el área con frecuencia, con efectividad. Sin embargo, no está en sus mejores condiciones físicas. Y jugar en La Paz exige tener al cuerpo óptimo, en su versión más fina. En este escenario, es casi un hecho que ingresaría en la segunda mitad.
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Sergio Agüero conoce la posición. Se desempeñó durante mucho tiempo como una especie de enlace, de segunda punta, de atacante con facilidad para incorporarse rápidamente al circuito de juego. Al Kun le juega en contra su mal momento en la Selección. Aunque corre con chances, no es segura su titularidad. La idea de sumar a Gonzalo Higuaín para jugar con dos centrodelanteros es una utopía.
En el índice de los rapiditos está Ángel Correa. El juvenil del Atlético Madrid es un conocido de Bauza, quien sabe a la perfección qué le puede dar. Inexperiencia, sería el motivo para no exponerlo en una olla tan caliente como el Hernando Siles, en una tarde en la que Argentina precisa sumar y mostrar una versión potable que pueda disipar las incesantes críticas.
Hay una última propuesta que funcionaría como plan de contingencia. Porque adelantar a Éver Banega y ubicar a Julio Buffarini en la mitad de la cancha sería una posibilidad timorata. No sorprendería de parte del entrenador: él es un fanático del equilibrio, y el volante de San Pablo le ofrece un buen despliegue físico, contención en el mediocampo y sorpresa para atacar. Es una idea que gana vuelo en la cabeza de Bauza.
"Con cuatro puntos estaremos bien", había avisado Bauza en la previa del partido ante Chile. Contra los de Juan Antonio Pizzi consiguió una victoria espantosa: un resultado, un logro. Todavía lo atacan por las formas. Por eso, en la conferencia de prensa del lunes, cambió el discurso: "A Bolivia vamos a ganar". Del jugador que elija para reemplazar a Messi caerá el mensaje, como el agua en una cascada: ir a buscar el triunfo, o aguantar hasta encontrar el momento para dar un golpe sorpresivo.
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