El equipo de Gallardo fue muy superior en gran parte de los 90 minutos y sacó una ventaja menor, pero que lo pone muy cerca de la final. La revancha se juega la semana que viene y un empate le da el pase a River a la definición de la Copa.

De tanto buscar, River encontró lo que necesitaba: arrancar la serie semifinal ganando y sin que Lux tenga que sufrir. Tardó en llegar el gol, pero cuando el tiempo ya se le hacía una daga, Ignacio Scocco hizo lo que hacen los goleadores: estar en el momento justo, en el lugar adecuado con la frialdad para pensar y no apurarse.

Ese gol tuvo el peso de un equipo que quiere la final y que sabe cómo lograr el pase. River ganó, fue más y bien pudo sacar más ventajas ante un Lanús que apenas llegó un par de veces y que lo único que quiso fue empatar. Así el partido y el desarrollo premió al único equipo que buscó el arco de enfrente. Esto deja a los de Gallardo muy bien parados para la segunda semifinal.

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El primer cuarto de hora de juego fueron tiempos de prueba y mediciones, hasta que - pasando los 10 minutos- asomó River al partido con dos corridas externas de los laterales. Primero Montiel que llegó hasta al fondo y le apuntó al arquero y luego una corrida del otro lado con Saracchi que lanzó un centro atrás que Scocco conectó con más oportunismo que certezas.

En el medio de esas jugadas el mismo Scocco pudo generar peligro pero Andrada le enfrió las ganas. Lanús supo que se le venía River. Entonces -casi como en un avisó- presionó con Acosta que robó y fue directo hacia Lux, pero un cruce milagroso de Montiel le sacó el tiró que buscaba red. Fue una manera de explicar el arranque del partido; River buscaba avanzar y Lanús le advertía que no se descuide.

Con esa tonalidad de juego, el encuentro se puso intenso, nervioso y sobre todo con extremos cuidados de los dos lados. Un disparo de Pity por arriba y una llegada de Silva que se agotó en el momento de lastimar, le pusieron el condimento a las áreas en un partido muy parejo, estudiado y con la sensación de que sólo un error le cambiaría el rumbo.

No fue casual que Gallardo haya decidido sacar gente de arriba para sumar volantes y manejo, como sabiendo que los tres puntas granates, Silva, Sand y Acosta, le iban a dar dolores de cabeza si quedaba descompensado. Buscar más manejo con Rojas que verticalidad con Auzqui fue una apuesta inicial que le devolvió al equipo una idea se había ensayado en la pretemportada y que volvía para un partido muy difícil.

Sin presión ese sistema no tenía sorpresa, por eso -cerca de los 40- el Millo apretó los dientes de nuevo y le masticó todas las salidas a Lanús. Esa actitud lo puso en zona de merecimientos y fue Scocco en dos jugadas el que pudo trasladar todo a la red. Falló el delantero y la movida del equipo no logró el desahogo del gol. Con esas intenciones ofensivas, el primer tiempo se fue consumiendo para River, que dejó una mejor imagen de juego que no consiguió tener un correlato en el marcador.

EL GOL DE SCOCCO

El gol de River ante Lanús por Copa Libertadores

Con esa misma intensidad salió a jugar la segunda parte River. Fueron 6 minutos tremendos, con un par de córners y tiros libres que le dieron al Millo no menos de tres chances de anotar. Arrinconado Lanús buscaba aire metido en su área, mientras, Nacho Scocco, Pity Martínez y Nacho Fernández se quedaban con el grito de gol atragantado.

La más clara fue de Pinola que se encargó de romper los libretos y en medio de un toqueteo intrascendente la pidió y desde 30 metros le reventó el palo a Andrada. Antes del cuarto de hora del segundo ti empo, River ya merecía por lejos estar en ventaja.

Pero al equipo del Muñeco le faltaba punch y desequilibrio en la gestación y como Nacho Fernández no se lo daba, el Muñeco envió al campo a De la Cruz para que el equipo saque diferencia en el mano a mano ya que en las jugadas colectivas no conseguía llegar al gol.

Al rato en el mismo sentido de juego entró Auzqui por Rojas. De la paciencia al vértigo, Gallardo cambiaba la estrategia, mientras Lanús hacía de la espera y el tiempo su arma para que el empate no se mueva más. Pero River tuvo el premio cuando el segundo tiempo empezaba a morirse. Lo hizo Scocco, bien de goleador, para agarrar el rechazo de Andrade y pensar en la zona donde siempre hay tiempo. Gol y desahogo. El equipo de Gallardo cerraba la primera parte de la serie con un triunfo que vale mucho en medio de tanta paridad.

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