El técnico Edgardo Bauza anunció que la Selección frente a Brasil el próximo jueves 10 de noviembre en Belo Horizonte jugará a partir de un 4-4-2. Hablar de sistemas no es hablar de juego. Hablar de juego es hablar de jugadores que puedan expresar una convicción en la cancha. Los versos que siempre están presentes.
Vuelve el 4-4-2 a la Selección para enfrentar el jueves 10 de noviembre a Brasil en Belo Horizonte. ¿Y qué hay con eso? Los sistemas por sí solos no dicen nada sustancial, más allá del relieve que puedan darle los medios. Y los periodistas enamorados de los sistemas. 

Aquel Brasil extraordinario que se consagró campeón del mundo en México 70 dirigido por el Lobo Zagallo jugaba con un solo punta bien definido: Jairzinho. Clodoaldo y Gerson eran volantes. Tostao, Pelé y Rivelino eran media punta. En el pizarrón era un 4-2-3-1.

Holanda 74, otra maravilla del fútbol mundial conducido por Rinus Michels, también funcionaba con un solo punta bien definido: Rep. Neeskens y Van Hanegem eran volantes. Cruyff jugaba en toda la cancha. Y Rensenbrink llegaba desde atrás. En el pizarrón era un 1-3-4-1-1.

Argentina del 78 con el Flaco Menotti de entrenador jugó la final contra Holanda con 4 delanteros: Bertoni, Luque, Kempes y Ortiz. Ardiles y Gallego eran los volantes. En el pizarrón era un 4-2-4.

Argentina en México 86 con Carlos Bilardo de técnico jugó la  final ante Alemania con un solo hombre de punta: Valdano. Maradona y Burruchaga se movían en tres cuartos. Giusti, Batista, Héctor Enrique y Olarticoechea eran los volantes. En el pizarrón era un 3-4-2-1, aunque Bilardo ponga en tapa que lo suyo fue un 3-5-2.  

En los 4 casos citados, ¿fueron más importantes los sistemas o los jugadores? La respuesta no está soplando en el viento, como escribió Bob Dylan en los 60: como siempre, las características y la jerarquía de los jugadores determinaron todos los rumbos, por encima de cualquier otra explicación teórica, siempre insuficiente. 

Por eso que en vísperas del clásico Brasil-Argentina, Edgardo Bauza promueva un 4-4-2 para satisfacción de la aldea tácticista del fútbol argentino, no revela nada en particular. Ni a favor ni en contra.

¿Cuál fue la mejor producción colectiva de la Selección en estas Eliminatorias, camino a Rusia 2018? En la cuarta jornada ante Colombia en Barranquilla, cuando el mártes 17 de noviembre de 2015 ganó 1-0 con gol de Biglia. Esa tarde Gerardo Martino no pudo contar con Messi por estar lesionado. Arriba solo estuvo Higuaín, a pocos minutos del final reemplazado por Dybala. Y en zona de volantes jugaron Lavezzi, Mascherano, Biglia, Banega y Di María. En el pizarrón un 4-5-1.

Ese punto de partida que siempre son los sistemas y al que se abrazan y reivindican los entrenadores cuando sus equipos ganan y no así cuando pierden, en realidad no son otra cosa que los viejos y renovados espejitos de colores que siguen siendo objetos de culto para la gente confundida. O que pretende confundirse.   

La historia y el presente del fútbol siempre ha trascendido todos los sistemas. Los más ofensivos y los más defensivos. Los más progresistas y los más ortodoxos. No importan los sistemas. Importan los protagonistas. Las calidades de los protagonistas. Y la idea y convicción que expresen esos protagonistas durante un partido.

 La actuación de Argentina frente a Brasil no va a ser analizada en función del sistema que utilizó. Sino en función de cómo jugó. Y qué hizo en definitiva, por encima del dibujo táctico, siempre totalmente subordinado a la dinámica de la acción individual y colectiva.

El Patón Bauza no va a salir de Belo Horizonte mejor o peor parado por la aplicación estricta de un sistema con Messi e Higuaín arriba y de arranque con Enzo Pérez o Buffarini, Mascherano, Biglia y Di María en el medio.

Será más o menos valorada su lectura y su aporte estratégico por el nivel de juego que pueda plasmar la Selección ante un adversario que llega muy entonado por los resultados favorables (ganó los 4 últimos encuentros por Eliminatorias con Tité como técnico) y por una crítica muy sensible al elogio desmedido.

"Los que saben poco o nada de fútbol siempre hablan de sistemas"
, suele señalar el Flaco Menotti sin tibiezas. Que los sistemas acompañan a un equipo, no hay dudas. Que los sistemas ganan o pierden los partidos, es un verso.

Claro que los versos de distinto calibre siempre están presentes. Antes y ahora. Igual que los repetidores de consignas falsas.     

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