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Con goles de Víctor Cabrera, Lucas Menossi y Facundo Colidio, Tigre aplastó a Platense de local y le sacó el invicto y la posibilidad de seguir siendo escolta.
"Los clásicos no se juegan, se ganan". Es un refrán del fútbol argentino. La creencia de los futboleros de Argentina es que no se puede jugar bien en los derbys y se ha mantenido a lo largo de los años porque ha habido muchos clásicos chatos. Pero, Tigre refutó esa afirmación: ganó, goleó y gustó por 3 a 0 este domingo a Platense, en su casa en una nueva edición del clásico de Zona Norte.
Las sonrisas de Diego Martínez, entrenador del Matador, durante todo el encuentro reflejan algo: orgullo, conformidad y disfrute del juego de su equipo, que superó en todo momento y en todo ítem a Tense en una victoria categórica e inolvidable. Ya a los 22 minutos, se puso 2 a 0 arriba el local, que controló el partido, marcó el tercero en el comienzo del complemento y no logró una goleada más abultada por el arquero rival Marcos Ledesma.
El primer gol de Tigre, de Víctor Cabrera, fue en una jugada preparada: córner desde la derecha de Lucas Menossi, desvío de Facundo Colidio y remate de primera dentro del área chica. Luego, Lucas Menossi se animó y sacó un gran disparo en el borde del área tras un desvío de un centro. Por último, Mateo Retegui tocó para atrás para que Facundo Colidio, que venía de frente, saque una bomba contra el palo.
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Por el otro lado, se vio un Platense desconocido, sin ninguna virtud de las muchísimas que venía mostrando en el campeonato. El visitante solamente tuvo dos buenos tiros (uno de Alexis Sabella en el inicio del primer tiempo y otro de Horacio Tijanovich sobre el final) que fueron bien tapados por Manuel Roffo y no tuvo reacción en ningún momento a la presión y juego del local.
Tigre, que siguió dominando incluso ante los tres o cuatro cambios de esquema y de jugadores de Omar De Felippe, le dio un golpazo a Platense, al que le sacó el invicto de nueve fechas y la oportunidad de seguir siendo escolta. Un triunfo que necesitaba en su irregularidad. El clásico, en donde el favorito era el Calamar, terminó con un baile del Matador y una fiesta para sus hinchas que seguirán festejando seguramente hasta tarde.