Cinco Premios Nobel de la Paz coincidieron hoy en Rosario, convocados por la Fundación para la Democracia Internacional en el encuentro VOYXLAPAZ, que el mundo está en guerra y hay que fortalecer a la población civil en unidad al tiempo que polemizaron sobre la situación de Venezuela.
Se trata de Rigoberta Menchú, Shirin Ebadi, Oscar Arias Sánchez, Lech Walesa y Adolfo Pérez Esquivel, los que disertarán cada uno el viernes luego de haber brindado esta mañana una conferencia de prensa. Walesa, quien fue Premio Nobel de la Paz 1983 y obtuvo la presidencia de Polonia en 1990, se definió como un “revolucionario” y enfatizó asistido por una traductora de polaco en que hay que hacer una “diagnosis” sobre “lo que el tiempo nos enseña” y dijo que el siglo XX fue un “siglo de guerras”.
Por otra parte definió que “izquierda y derecha son conceptos de antes” y aseguró que “una época se terminó, estamos en el medio, la otra todavía no se creó. Esta es la época de la palabra”.
Después contó como en su país y en Europa pasaron por sucesivas guerras y perdieron pero cuando los estudiantes, los obreros y los sindicalistas “llegaron a la conclusión que debían trabajar todos juntos” y “entonces pudimos” al referirse al histórico tiempo de la fundación de Solidaridad que llegó a tener 10 millones de afiliados.
Por su parte, Oscar Arias Sánchez, que fue presidente en dos mandatos de su país, Costa Rica, y que obtuvo el Premio Nobel por el denominado plan Arias que llevó en 1987 la pacificación a Centro América respondió a la agencia NA.
“La tendencia es que el uso de la fuerza es la regla y no la excepción”, se lamentó, y abogó porque “el uso de la fuerza sea el último recurso” y que para eso están los activistas y los Premios Nobel de la Paz, agregó a Noticias Argentinas.
Además añadió que América Latina es el continente que más aumentó el presupuesto de armamento. A la crítica sobre el uso de las armas y no la negociación y diplomacia se sumó Shirin Ebadi (Irán) quien fue Premio Nobel de la Paz en 2003, una de las primeras mujeres en ser juez en su país y, galardonada por su trabajo por la democracia y los derechos humanos, asistida por una traductora en farsí. En este sentido señaló que viene del conflicto oriente y que la “razón principal del auge de las guerras es por la cantidad de clientes que compran armas está en aumento”.
“Recientemente el Gobierno de Donald Trump cerró un acuerdo por armamento de 110 mil millones de dólares con Arabia Saudita, país que apoya Estados Unidos y que está enfrentado con Irán que respalda Rusia”, precisó esta abogada que defiende presos políticos en Irán gratis con su fundación.
El punto de controversia fue la situación de Venezuela ya que Adolfo Pérez Esquivel y Rigoberta Menchú defendieron la gestión chavista contra la visión de Oscar Arias que determinó que se ha convertido en un “narcoestado”, pero todos coincidieron que el país que conduce Nicolá Maduro debe salir adelante.
Menchú Tum dijo que “Venezuela es un país muy rico y donde existe riqueza de la Madre Tierra surgen intereses, los pozos petroleros, oro, plata. Es una guerra por el capital”.
Pérez Esquivel (Premio 1980) aprovechó la polémica para ratificar que también la Argentina tiene “presos políticos” como Milagros Salas en Jujuy y se caracterizó como un “pesimista esperanzado”.
Por otra parte criticó el bloqueo a Cuba de hace “50 años” por parte de Estados Unidos y se planteó “con qué derecho lo hace” e instalaba bases como Guantánamo. Recordó que estuvo en las Islas Malvinas y que se sorprendió con “la gran base militar que instaló Gran Bretaña en el archipiélago y que servirá de base para reabastecimiento de la flota estadounidense”.
“Todo pueblo tiene derecho a una nueva sociedad”, determinó el Premio Nobel argentino, para quien “hoy en América Latina hay violencia encubierta”. También consignó que en la Argentina hay “un fuerte retroceso en lo social, el desempleo, los pueblos indígenas que les están quitando las tierras, los chicos de la calle, pero hay una respuesta de la sociedad, pero critico que haya una judicialización de la protesta”.
Rigoberta Menchú, la única aborigen Premio Nobel de la Paz (Guatemala 1992), confesó que “no” tiene esperanza “de cambiar a los adultos” y que por eso, trabaja “mucho con jóvenes y niños”, mientras que acotó que hay que hacer una “medición de conflicto con nuevos criterios”.