La historia de Tomás, de cinco años y diagnosticado con un Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD), es sinónimo de lucha.

La historia de Tomás, de cinco años y diagnosticado con un Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD), es sinónimo de lucha, pelear para salir adelante y mucho amor a la vida. Pero también tiene un costado triste, porque a pesar de sus esfuerzos un jardín privado del barrio de Núñez al que asiste desde los dos años se opuso a que el niño cuente en el próximo ciclo lectivo con una maestra integradora en el aula.

En diálogo con Diario Popular, María Laura Subira, madre de Matías, relató que la traumática situación que calificó como "discriminatoria" ocurrió con las autoridades del Colegio Belgrano Uno, quienes argumentaron su negativa de permitirle al niño contar con un docente especializado que lo ayude en su aprendizaje en que su "proyecto educativo no lo contempla".

El TGD forma parte del espectro autista, y se trata de una forma leve de la patología, con amplias posibilidades de desarrollo para el paciente con estimulación, trabajo en equipo y, fundamentalmente, inserción temprana en ámbitos escolares para fortalecer la socialización.

"Debido a su discapacidad Tomi necesita para cursar de una maestra integradora, que pueda explicarle los contenidos curriculares de la manera que Tomi procesa y entiende mejor, guiarlo, en fin, ayudarlo", explicó María Laura, que al detallar las características de su hijo indicó que "tiene un nivel muy bajo de TGD, habla muy bien, es independiente, por ejemplo va al baño solo, pregunta y pide si necesita algo, le encanta bailar, escuchar música y dibujar, ama el agua, duerme solo en su cama desde los 4 meses, es super cariñoso y tiene por lo general muy buen humor".

"Sus principales inconvenientes se presentan en la atención y/o concentración, en la hiperactividad y relación con los demás, le cuesta procesar a veces determinados estímulos", dijo la madre del niño.

Por todo ello, sostuvo la mujer, "el problema de esta historia no es Tomás y alguna de sus características, sino el Colegio Belgrano Uno de Nuñez, donde asiste desde salita de dos años, el cual no quiso aceptar a la maestra integradora".


Ardua lucha

María Laura contó que fue una "ardua lucha", que incluyó varias reuniones explicando la situación, la fallida intervención de la Dirección de Escuelas Privadas, la presencia de los profesionales que asisten al niño y trabajan en equipo. "Siguen sin aceptar la integradora debido a que su 'proyecto institucional no lo contempla'. Cabe aclarar que el colegio sólo debe decir que sí, porque del resto se encarga el instituto al cual concurre mi hijo y su cuerpo terapéutico", explicó la mujer.

"No se puede obligar a una escuela, ni a nadie, a que sea algo que no es. No se puede forzar una mente abierta, la solidaridad y la comprensión. Demostraron ser cerrados y obtusos. Lo que es peor, sólo les importa tener una escuela sin problemas. Es raro, porque el mundo para el cual preparan supuestamente a sus alumnos tiene problemas. La vida tiene dificultades y está hecha de diversidades. Este es sólo uno de los tantos colegios que lamentablemente son sólo empresas que discriminan y no ayudan a construir una sociedad más justa y sana", cerró María Laura.

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