El delegado municipal del pueblo Rumi Punco, en Tucumán, se cansó de que en la semana los comerciantes le pregunten por qué se atrasa en pagarles a los empleados. Descubrió que los hombres desperdiciaban el salario semanal en cervezas, timba y fiestas. Incluso los viernes terminaban sus jornadas antes de lo acordado. "Esto iba camino a la perdición", relató el funcionario

Cobraban el viernes, pero a mitad de semana no tenían ni un centavo. No es que los niveles inflacionarios en Tucumán estén más allá del 17% pronosticado por el Gobierno para este año. El problema, según el delegado municipal del pueblo tucumano Rumi Tunco, estaba en los hombres. Descubrió que ellos desperdiciaban el salario semanal en grandes (e interminables) asados, cervezas, timba y fiestas. Incluso los viernes terminaban sus jornadas antes de lo acordado. Decidió que las esposas percibieran el honorario. “Esto iba camino a la perdición”, relató el funcionario

El funcionario Jorge Rodríguez era bombardeado por quejas en cada calle del pequeño pueblo tucumano. Pero le llamó la atención una que se repetía y que venía de los comerciantes: los miércoles el personal municipal ya tenía las billeteras vacías. En los almacenes, carnicerías, verdulerías y gasolineras de la zona crecían las listas de pedidos para fiar y deudas.

“Aquí nos conocemos todos y cuando yo iba al almacén me decían: ‘che Jorge, cuándo vas a pagar los sueldos, porque tengo varios clientes atrasados con las deudas’, pero yo me sorprendía porque los sueldos estaban al día. Ahí tomé en cuenta que esto iba camino a la perdición”, le contó Rodríguez a La Gaceta.

Varios de esos hombres trabajaban en la construcción del edificio del Centro Integral Comunitario, una obra esencial para el municipio rural. Los sujetos tenían siempre fecha de cobro los viernes, y era entonces cuando comenzaba su fiesta: hacían asados, los apostaban en juegos de cartas, compraban cajones de cervezas, gaseosos y botellas de fernet. Incluso ese día ingresaban a la obra temprano para irse cerca de las 14 horas, con el bolsillo lleno y las ganas de divertirse durante todo el fin de semana.

“Algunos volvían a sus casas gorditos porque habían ganado en la timba, pero la mayoría se tiraba todo el sueldo en un asado”. “Algunos volvían a sus casas gorditos porque habían ganado en la timba, pero la mayoría se tiraba todo el sueldo en un asado”.

Los miércoles en las calles céntricas funciona una feria en la que se pueden comprar cosas necesarias para las familias y chicos, como productos escolares, ropas, artículos de limpieza.

“El hombre cuando empieza a timbear no tiene control, no tiene fin, no para nunca”, aclaró.

Por eso, decidió cambiar la fecha de pagos, pero también las condiciones: solamente las mujeres podrán acercarse a la Municipalidad a recibir el dinero.

“Tengo más satisfacciones con el trabajo de las mujeres que de los hombres”, consideró el delegado, al tiempo que adelantó la inauguración de una guardería: “Será para encerrar a los hombres”.

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