Josefina Martorell, directora general de Médicos Sin Fronteras para América del Sur de habla hispana, cuenta cómo hicieron para atender a los más necesitados.

Josefina Martorell es la directora general de Médicos Sin Fronteras para América del Sur de habla hispana y la primera argentina en ocupar su puesto. La economista de 37 años cuenta cómo la organización de acción médico-humanitaria con misiones alrededor del mundo enfrentó este último año.

Su camino comenzó cuando estaba haciendo su master en estudios internacionales en España, vino una mujer a contarles de su trabajo en misiones para la Cruz Roja. Martorell venía del mundo corporativo, pero destaca que "cuando esa chica contó de sus experiencias en terreno supe que era lo que quería hacer".

Ingresó a Médicos Sin Fronteras en el 2011 como coordinadora financiera en las misiones. Estuvo en República del Congo, Níger, República Centroafricana y Sudán del Sur. "Es parte de mi identidad, siento que es una organización con la que me identificó totalmente", confesó Martorell. Además, trabajo para la Cruz Roja en Afganistán.

En sus misiones se sorprendió con hay una gran parte de la población mundial que no tiene acceso a los servicios de luz y agua. También remarcó: "en varios de los países que yo trabajé, ese sistema está roto y no existe el acceso a la salud" y la infraestructura es inexistente.

"En la mayoría de los casos Médicos Sin Fronteras es el único actor humanitario en muchos kilómetros cuadrados porque varias de las agencias o organizaciones se concentran en lugares más poblados que tienen mayor seguridad", indicó la economista.

Para alguien que no conoce la organización, ¿cómo explicarías que hace Médicos Sin Fronteras?

Médicos Sin Fronteras es una organización médica de ayuda humanitaria. Lo que tratamos de hacer es aliviar el sufrimiento y salvar vidas de las poblaciones más vulnerables del mundo. Tratamos de estar en lugares donde nadie más esta, poder responder a situaciones de grandes crisis humanitarias donde los sistemas estatales están colapsados o directamente no existen.

También lo que tenemos y es súper importante y justamente este año cumplimos 50 años de historia, es recordar que la organización la crearon médicos en 1971 luego de un genocidio en Biafra, Nigeria. Pero también periodistas, entonces tratamos de amplificar la voz de todos los testimonios que vamos recogiendo nosotros mismos en el terreno y darles voz a esos pacientes o a esas personas que de otra manera nadie conocería lo que está pasando.

No nos financiamos a través de estados, sino que es la ayuda de personas a pie que colaboran. En la mayor parte de los casos de manera mensual con un aporte más o menos grande. Puede ser desde cien pesos hasta muchísimo más. Realmente eso hace que nosotros podamos responder con total independencia.

Entonces nosotros respondemos a las crisis según lo que vemos de indicadores humanitarios y no nos marca nadie la agenda política. Nadie nos dice donde tenemos que intervenir o si tenemos que intervenir. Eso somos nosotros quienes podemos decidirlo gracias a muchísimas personas que nos apoyan.

Estamos trabajando actualmente en más de 70 países, más de 470 proyectos en el año 2020. El año pasado fue difícil y lo que nosotros hicimos va más allá que de repente tener que abrir proyectos especiales para poder hacer frente al covid-19. Lo que tratamos de hacer siempre es mantener nuestras actividades de los servicios médicos esenciales y seguir protegiendo las personas más vulnerables y en riesgo.

¿Cómo vivieron este último año?

La verdad que adaptándonos un poco. Justamente cambiando muchísimas cosas. Al principio el 2020 con muchas restricciones a nivel de movimiento del personal. Mucha gente que se nos quedó yendo o viniendo de una misión en algunos aeropuertos.

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¿Cómo ven la distribución de la vacuna contra el coronavirus? Ustedes pidieron que se liberase la patente

Estamos seguros de que la pandemia no va a terminar para nadie hasta que no se termine en todos los lugares del mundo. Entonces para que eso ocurra todas las herramientas médicas, incluyendo la vacuna, tienen que ser accesibles, asequibles y tienen que estar disponibles para todas estas personas.

En realidad estamos apoyando una petición que viene de los gobiernos de India y de Sudáfrica y que ya tiene apoyo de más de cien países que es para que se eximan de patentes las vacunas y las herramientas mientras dure la pandemia y hasta que se logre la inmunidad colectiva.

Si se suspende temporalmente esta propiedad intelectual va a hacer que se dé entrada a más fabricantes y se va a permitir que aumente la producción de los métodos de diagnóstico, los tratamientos y las vacunas.

Desde Médicos Sin Fronteras Latinoamérica hemos lanzado una campaña de firmas para pedir que los gobiernos no obstaculicen esta suspensión de patentes mientras dure la pandemia. Hay algunos gobiernos de la región que ya se pronunciaron a favor. Por ejemplo, oficialmente a favor y que lo apoyan es el gobierno de Bolivia y Venezuela. Argentina también está a favor de hacerlo.

Muchos otros gobiernos, sobre todo el que está absolutamente en contra de la región es Brasil. Después los países más poderosos, la Unión Europea está en contra, Noruega, Suiza, Japón, Australia. Todos esos países que tienen en general grandes industrias farmacéuticas están en contra de la suspensión de patentes y esto hace que la Organización Mundial del Comercio no se haya podido llegar a un acuerdo.

Está el sistema COVAX que es el sistema que debería asegurar la locación equitativa de las vacunas en todo el mundo. Pero vemos que lo que ha pasado lamentablemente en esta pandemia es que cada gobierno está negociando de manera bilateral y muchas veces o casi todas las veces en secreto con las farmacéuticas.

Como siempre termina pasando, los países con mayores recursos son los que ya tienen. La verdad es que es impresionante, pero el 80/85% de las dosis se han distribuido en no más de 20 países.

¿Cómo ves el manejo de la situación sanitaria de Brasil?

La verdad es que no voy a opinar de la parte política, pero la verdad que a las pruebas me remito la situación de Brasil es de un colapso casi total del sistema sanitario. Tengo la información que ayer solamente en Brasil murió el 30% del total de las muertes de covid. Hace dos días hubo casi 4.200 mil muertes en un solo día, casi todas las unidades de terapia intensiva de 24 a 26 estados están colapsadas o al borde del colapso.

Por otra parte, desde el Gobierno central no está tomando medidas que se bajen al resto de los gobiernos y cada estado está manejando la pandemia como puede o con las medidas que quiere y no hay una coordinación.

Entonces realmente cuando la situación mejora en un estado, termina empeorando en otro y se está priorizando de alguna manera la economía, pero con esta cantidad de muertes y de contagios al día realmente lo está sufriendo toda la población.

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¿Cuál es la posición de Médicos Sin Frontera frente al cierre de las fronteras?

Nosotros siempre estuvimos en contra del cierre de fronteras en sí misma. Somos Médicos Sin Fronteras y nos creamos cruzando fronteras sin importar. Creemos que la pandemia no se tiene que utilizar como excusa para castigar a las personas que están en desplazamiento. Entonces entendemos que para enfrentar esta pandemia los gobiernos adoptaron medidas de emergencia que incluyen este cierre de fronteras, las prohibiciones de los viajes, la cuarentena, etc.

Pero estas medidas profundizan lo que es la vulnerabilidad de los migrantes, refugiados y de los solicitantes de asilo porque están obstaculizando los accesos a los servicios esenciales. Incluyendo lo que es la atención médica primaria o básica, el tema de la vivienda y sus alimentos. Así que obviamente entendemos que por un tiempo sea necesario esto, pero que no se utilice como una excusa.

¿Por qué no están en Argentina?

En Argentina, más allá que de repente hay necesidades, que las vemos, sobre todo que yo soy argentina y entiendo las necesidades del país, como nosotros somos una organización de emergencia, evaluamos que la Argentina no es un país sin recursos o con sistemas inexistentes.

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