Esta pieza fue adquirida por el prócer en Londres y pasó por varias manos. El 12 de agosto de 1963 fue robada y comenzó su segundo recorrido.

Este lunes se van a cumplir 170 años de la muerte de José de San Martín, uno de las grandes figuras de la gesta independentista de América, y su sable corvo es uno de las reliquias de la historia argentina que tiene un curioso derrotero.

El patriota nacido en Yapeyú adquirió esta pieza durante su paso por Londres, poco después de dejar España y antes de embarcarse hacía el Río de la Plata.

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Luego, San Martín conformaría su Regimiento de Granaderos a Caballo con armas similares, ya que las consideraba ideales para los ataques de carga de caballería.

El arma tuvo varios dueños desde la muerte de San Martín en Francia. Juan Manuel de Rosas fue uno de sus propietarios, y luego pasó a manos de Juan Nepumoceno Terrero, amigo del “Restaurador”.

La espada retornó a la familia Rosas y Manuelita Rosas (hija de Juan Manuel), por pedido del director del Museo Histórico Nacional de Argentina, donó el sable en 1896 a esta institución, que desde fines del Siglo XIX está ubicada en Defensa al 1600, en el barrio porteño de San Telmo.

EL ROBO DEL SABLE

El sable que San Martín había comprado en Londres había quedado depositado en el mencionado Museo hasta que el 12 de agosto de 1963, hace exactamente 57 años, fue sustraído en un hecho sin precedentes en los anales de la historia argentina.

Todo ocurrió en esa jornada invernal con la Argentina gobernada por José María Guido,, con Arturo Illia como presidente electo próximo a asumir, con la Beatlemanía poniendo patas para arriba al mundo y unos meses antes del asesinato de John Fitzgerald Kennedy.

En aquel 12 de agosto, luego que el Museo cierre sus puertas, un auto detuvo su marcha en la entrada principal.

Del rodado se bajó un joven que preguntó por el director. El guardia le contestó que solo estaba él y fue entonces cuando el muchacho le apuntó con una pistola y le explicó que él y sus cinco amigos se llevarían el sable del Libertador.

El regreso del sable de San Martín al Museo Histórico Nacional

El sable fue robado por Osvaldo Agosto, ideólogo del atraco y también estuvo a cargo de la logística. También fueron parte Manuel Gallardo, Aristides Bonaldi y Luis Sansoulet, todos integrantes de la Juventud Peronista.

Agosto, publicista y ex Secretario de prensa del asesinado ex titular de la CGT, José Ignacio Rucci señaló que el robo “fue algo simbólico”, aunque también tuvo un tinte cinematográfico.

“El peronismo venía de varias derrotas, estábamos proscriptos, había ganado el radicalismo con Arturo Illia y teníamos que hacer algo para levantar el ánimo de los muchachos”, aseguró.

Se le encargó a Aníbal Demarco, otro militante peronista, el resguardo del sable, que fue guardado celosamente en una estancia cerca de Mar de Plata.

Permaneció allí hasta que después de la captura y tortura de Agosto, Demarco, junto con el militante Adolfo Phillipeaux, decidieron devolver el arma que supo empuñar el “Libertador”.

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El 28 de agosto de ese mismo año el sable corvo de San Martín regresó al Museo y volvió a ser robado en 1965.

El arma fue recuperada en 1966. Fue entonces que el presidente de facto Juan Carlos Onganía la envió al Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín.

Este recorrido termina en 2015, cuando Cristina Kirchner, al final de su segunda presidencia, aprobó una ley para devolver el sable al Museo Histórico Nacional, donde se exhibe actualmente.

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