El 14 de noviembre de 1909, hace ya 110 años, el anarquista Simón Radowitzky atentó contra el jefe de la Policía Ramón Falcón y su secretario Alberto Lartigau, mientras ambo circulaban por la calle. Ambos murieron.
El hecho ocurrió durante la tarde cuando, Radowitzky tomó un artefacto explosivo casero, se tiró sobre el vehículo que llevaba a ambos policías y le tiró la bomba sobre el regazo de ambos ocupantes. Al estallar, les causó heridas que, luego, les produjeron la muerte.
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El atentado se desencadenó como venganza contra Falcón que, ese mismo año, había dispuesto una represión con caballería e infantería hacia manifestantes anarquistas y socialistas que marchaban para rendir tributo a "los mártires de Chicago", el 1 de mayo de ese año. Allí hubo ocho muertos y cuarenta heridos. Tras el encarcelamiento, además, se declaró una huelga general que terminó en "La semana roja".
Bajo esta situación, desde el sector anarquista, Radowitzky tomó la decisión de ejecutar al coronel. Tras ser apresado, Radowitzky no quería dar su nombre, ni su edad. A partir de las nulas declaraciones, el Gobierno de José Figueroa Alcorta declara el estado de sitio. Luego de un tiempo, la embajada argentina logró determinar que el autor del atentado había nacido en Ucrania. Por su parte, gracias al aporte de un rabino cercano a él, se conoció que tenía 17 años, por lo cual –por ser menor- no lo condenaron a muerte.
Ante esta situación, finalmente Radowitzky fue enviado al penal de Ushuaia. Los relatos, las crónicas periodísticas y luego los historiadores que investigaron aquellos años en la ciudad más austral del mundo, determinaron que sufrió torturas, maltratos y confinamientos en temperaturas bajo cero.
Nueve años después del hecho, en 1918, Radowitzky se escapó del penal de Ushuaia en medio de la nieve. Cruzó hacia Chile y, luego, fue recapturado. A partir de ese momento, se generó un movimiento en el cual se pidió por su liberación y el presidente Hipólito Yrigoyen le conmutó la pena a cambio de que se vaya del país.
Recaló en España y allí quiso pelear, como una figura del anarquismo, contra el fascismo de Francisco Franco en la Guerra Civil. Ante el triunfo del dictador español, cruzó a Francia y después viajó a México. Allí murió y fue enterrado.
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