La Iglesia de Córdoba, que tiene como principal figura al arzobispo Carlos Ñáñez, se enfrentó al Gobierno provincial declarando que no acompañará las nuevas restricciones a la movilidad social que tienen como objetivo contener los contagios de coronavirus.
El arzobispo lo hizo a través de un comunicado publicado en el portal de la Iglesia Católica, que fue posteriormente difundido por las redes sociales en las que el pastor comparte también cómo está viviendo “la situación derivada de la pandemia que nos aflige a todos”.
“Ante la perspectiva de suspender las celebraciones litúrgicas, he recurrido a las autoridades provinciales manifestando mi malestar y mi propósito de no acompañar esas medidas, que estimo exageradas y que afectan a la salud espiritual de las personas, especialmente en un tiempo de cuarentena prolongada”, explicó el monseñor Ñáñez.
Luego, para fundamentar esta posición, explicó que “para una salud cuidada, todos los aspectos de nosotros mismos deben estar equilibrados. La mente, cuerpo y espíritu tienen que estar en armonía unos con otros. No podemos centrarnos, solamente, en lo material y descuidar lo espiritual. Así nos lo enseña la buena ciencia, a lo que se agrega la experiencia de la situación que estamos padeciendo desde marzo”.
Para terminar, apeló a la esperanza, explicando que espera que las autoridades entiendan esta posición y que dejen a los fieles, profesar su fe en paz. “Albergamos la esperanza que nuestra autoridades puedan comprender esta necesidad vital y posibilitar también la atención de la salud espiritual de los ciudadanos”, concluyó el documento que lleva las firmas del arzobispo de Córdoba y de los obispos auxiliares Pedro Torres y Ricardo Seirutti.
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