Romina Atencio es coach y mentora de mujeres y parejas. Para cualquier consulta, comunicarse al correo electrónico [email protected]. Instagram: @diosalmica. YouTube: @rominaatenciocoaching.

En los últimos años se empezó a hablar cada vez más de neurodivergencias. Palabras como TDAH, autismo, dislexia o hipersensibilidad aparecen en redes, en terapias y en charlas cotidianas. Con ellas, llega una nueva manera de entender la mente humana: diversa, compleja y profundamente creativa.

Pero detrás de cada etiqueta hay algo más profundo: una persona que intenta comprenderse, aceptarse y encontrar su lugar en el mundo.

Cuando no encajamos

Durante mucho tiempo sentí que había algo “raro” en mí. Mi mente iba más rápido de lo que podía hablar, me costaba sostener rutinas, me aburría con facilidad y sentía todo con una intensidad que a veces dolía.

Cuando me diagnosticaron TDAH, experimenté alivio. Al fin había una explicación. Pero con el tiempo entendí que el diagnóstico no era una definición, sino un mapa. Me mostró que mi forma de ser no era un error, sino una manera distinta de procesar la vida.

Más allá de la etiqueta

La neurodivergencia no es una falla: es una configuración diferente del sistema nervioso. El problema aparece cuando intentamos encajar en un mundo diseñado para lo “neurotípico”: estructurado, lineal, previsible. Cuando una mente que piensa en espirales intenta moverse en líneas rectas, se lastima.

Tratamos de adaptarnos, de rendir, de sostener ritmos que no nos pertenecen. Y cuanto más nos desconectamos de nuestra naturaleza, más se acentúan los síntomas: ansiedad, dispersión, frustración, cansancio, sensación de no pertenecer. La desconexión duele más que el diagnóstico.

atencioneurodivergencias.webp

La desconexión del propósito

Desde mi mirada -que une lo espiritual con lo humano- creo que toda neurodivergencia es, en el fondo, una invitación. Una llamada del alma que dice: “Volvé a vos”.

Cuando nos alejamos de lo que nos enciende, de aquello que da sentido a nuestra vida, la energía se fragmenta. Nos sentimos agotados, irascibles, desmotivados. Pero cuando volvemos a nuestra verdad, algo se ordena.

En mi trabajo como terapeuta y mentora, he acompañado a muchas personas neurodivergentes. Siempre veo el mismo patrón: cuando viven desconectadas de su propósito -trabajos sin sentido, vínculos que las apagan, rutinas impuestas-, el caos mental se amplifica. Pero cuando comienzan a escucharse, a crear, a elegir con autenticidad, la energía fluye. Eso es volver al SER.

Volver al SER

Volver al SER no significa abandonar tratamientos o negar herramientas médicas. Significa recordar que somos más que un diagnóstico. Somos conciencia, energía, alma en movimiento.

Cada vez que nos desconectamos de nuestra esencia, el cuerpo lo manifiesta: tensión, cansancio, dispersión, bloqueo. Y cada vez que volvemos a lo que somos, el cuerpo responde con alivio. Podemos empezar con una pregunta simple: “¿Esto que estoy haciendo me representa?” “¿Estoy siendo fiel a mi energía o tratando de imitar otra?”

A veces, una sola respuesta sincera puede abrir una puerta enorme.

El alma no se equivoca

Desde la mirada metafísica, nada es casual. El alma no busca perfección, busca expansión. Las neurodivergencias son expresiones de una energía más rápida, más intensa o más creativa que la habitual. El desafío no es frenarla, sino aprender a canalizarla.

Muchas personas neurodivergentes tienen una sensibilidad extraordinaria: perciben lo invisible, leen entre líneas, captan energías, crean universos enteros en su mente. Son visionarias, intuitivas, profundamente perceptivas. Pero para que ese don florezca, primero hay que dejar de pelear con la propia naturaleza.

No vinimos a encajar, sino a expresar lo que somos.

Del síntoma al don

Cuando entendí mi TDAH desde el alma, descubrí que mi “mente dispersa” era una mente expansiva. Una mente capaz de conectar ideas distantes, de imaginar caminos nuevos, de recibir inspiración constante. El problema no era mi mente: era el entorno que me pedía funcionar de una manera que no era la mía. Ese es el gran desafío de todas las personas neurodivergentes: dejar de forzarse a vivir bajo moldes que no contemplan su energía.

Algunas necesitan silencio, otras movimiento. Algunas trabajan mejor de noche, otras entre pausas. Algunas anclan su energía con yoga, otras con arte, naturaleza o música. No hay una única forma correcta. El bienestar empieza cuando dejamos de compararnos y comenzamos a honrarnos.

Romina Atencio

M R Romina Atencio.jpg

El poder de la autoescucha

Cada vez que una persona se atreve a decir “esto me hace bien” o “esto no”, está recuperando poder. Porque durante mucho tiempo se nos enseñó a adaptarnos, a rendir, a callar. Pero el cuerpo no miente. Cuando algo nos aleja del alma, se tensa. Cuando algo nos acerca, se expande. Escuchar el cuerpo es escuchar al alma hablando bajito.

Una práctica simple: antes de empezar el día, cerrá los ojos y preguntate: “¿Qué necesito hoy para sentirme en paz?” La respuesta que surja -aunque sea descansar, crear o simplemente respirar- será tu medicina para ese día.

La mirada energética

Desde la metafísica, cada experiencia tiene una raíz energética. Las neurodivergencias no son errores: son frecuencias elevadas que necesitan canal. Cuando esa energía no fluye, se estanca y se transforma en ansiedad o frustración. Pero cuando la dirigimos -a través del arte, la meditación, el movimiento o el contacto con la naturaleza-, se convierte en poder creador.

Conny Méndez decía: “El pensamiento es energía en acción”. Las mentes neurodivergentes tienen un enorme potencial para visualizar y manifestar. Sólo necesitan dirección: un propósito que las inspire y las contenga.

Transformar el caos en creación

El caos, ese que tantas veces asusta, puede ser también el espacio donde nace la magia. Las ideas nuevas no surgen del control, sino del movimiento. Cuando dejamos de juzgar el caos y aprendemos a danzar con él, aparece la creatividad, la intuición, la sensibilidad. Ahí es donde el “trastorno” se convierte en don.

El bienestar no consiste en suprimir lo que somos, sino en escucharlo y hacerlo aliado. Detrás de la dispersión puede haber una mente visionaria. Detrás de la impulsividad, una energía vital que pide expresión. Y detrás del cansancio, una voz que pide autenticidad.

Volver a casa

No necesitamos “arreglarnos”. Necesitamos volver a casa. Volver a ese espacio interno donde somos coherentes, donde la mente y el corazón se alinean, donde la vida tiene sentido. La neurodivergencia deja de doler cuando la miramos con amor. Cuando dejamos de ocultar nuestras diferencias y las mostramos como lo que son: parte de nuestra singularidad.

Yo no cambiaría mi mente por nada. Gracias a ella escribo, creo, acompaño y entiendo a quienes también sienten que viven un poco “fuera del molde”. Gracias a ella aprendí que no hay una sola forma de estar bien, y que la plenitud aparece cuando somos fieles a lo que somos.

La revolución de ser uno mismo

Estamos atravesando un cambio profundo de conciencia. Cada vez más personas reconocen su neurodivergencia y eligen vivir desde su verdad. Eso no es una moda: es evolución. Cada mente distinta trae una frecuencia nueva al mundo. Y la verdadera revolución no está en adaptarse al sistema, sino en crear uno nuevo desde la autenticidad.

Volver al SER es, en definitiva, un acto de amor. Amor hacia la vida, hacia la diferencia, hacia la posibilidad de ser quienes realmente somos. Porque cuando nos abrazamos tal como somos, todo se ordena. Y la neurodivergencia deja de ser una etiqueta, para convertirse en lo que siempre fue: una puerta a la magia de ser uno mismo.

En estos días, estoy compartiendo un material gratuito en mis redes, que es una guía paso a paso para estar mejor en mi día a día con TDAH. Podés encontrarme en Instagram y Tiktok como @diosaalmica.

Aparecen en esta nota:

Contacto

Registro ISSN - Propiedad Intelectual: Nº: RL-2025-11499155-APN-DNDA#MJ - Domicilio Legal: Intendente Beguiristain 146 - Sarandí (1872) - Buenos Aires - Argentina Teléfono/Fax: (+5411) 4204-3161/9513 - [email protected]

Edición Nro. 15739

 

Dirección

Propietario: Man Press S.A. - Director: Francisco Nicolás Fascetto © 2017 Copyright Diario Popular - Todos los derechos reservados