Carol Praddo vive en Praia Grande, San Pablo. Ella es perforada y apasionada por las modificaciones corporales. Con los ojos rojos, tatuajes faciales, bifuracación en la lengua y varios piercings, se ganó el apodo de la "mujer demonio".
La mujer transformó radicalmente su apariencia durante tres años, con alrededor del 60% de su cuerpo tatuado y cambios en su lengua, ojos, dientes y frente.
Con respecto al sobrenombre que le pusieron, Carol, dijo que ayuda a sus clientes a identificarla. "No me molestó, bajo ningún concepto. Estoy orgullosa de ser quien soy".
"Una cosa llevó a la otra. Empecé con los tatuajes, me empezó a gustar el piercing, me encantó la zona de la modificación corporal", recordó Carol. “Poco a poco empezamos a identificarnos, buscando una apariencia diferente, alejándonos del estándar aceptable para la sociedad actual”.
Actualmente, tiene cuatro modificaciones extremas: pigmentación ocular (tatuaje del globo ocular), división de la lengua, dientes con coronas metálicas y cuernos en la frente (implantes transdérmicos).
"Es normal que la gente mire, pero es inaceptable que en la calle cuando camino con mi hijo y mi esposo, que me maldigan", dice. "Independientemente de las opciones, hay que respetar a las personas como ser humano, como individuo".
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