Una mujer realizaba una caminata cuando descubrió una inquietante y perturbadora colección de muñecos clavados y atados a árboles en una aldea abandonada de Inglaterra.
La trabajadora de un hospital, de 64 años, se encontró con las tétricas miradas de los bebés de juguetes que la observaban desde sus arboles.
Ella insiste en que estaban atadas en "algún tipo de orden". El bosque siniestro se encuentra en el antiguo sitio de un hospital militar de la Primera Guerra Mundial, que luego se convirtió en una aldea minera antes de ser abandonada en la década de 1950.
"Cuando estaba en mis paseos miré un poco más lejos y mientras caminaba entre la maleza vi estas muñecas", comentó la exploradora.
"Cuando salí del bosque vi un letrero que decía que este era el quirófano del antiguo Hospital. Tengo una amiga que es médium y quiere ir y echar un vistazo allí para ver si puede sentir algo", agregó la mujer.
Cannock Chase fue el hogar del Hospital Militar Brindley Heath durante la Primera Guerra Mundial, que pudo tratar a unos 1.000 soldados a la vez.
Después de la guerra se usó para tratar a los veteranos que sufrían de trastorno por estrés postraumático, así como a las personas heridas en los ataques con gas venenoso en las trincheras.
En 1924, el hospital se cerró y la tierra se utilizó en su lugar para albergar a las familias de 75 mineros que trabajaban para The West Cannock Colliery.
En 1953, los residentes de Brindley Village, también conocido como "Happy Valley", fueron trasladados a una finca municipal cercana. La escuela del pueblo permaneció abierta hasta 1959.
Después de su descubrimiento, la caminante regresó para ver las muñecas nuevamente. "No fue tan aterrador como la primera vez y me paré entre las muñecas. Recé. Hablé con las muñecas y les deseé un descanso eterno a los niños que vivían en el pueblo minero".
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