“Pascha”, el burdel ubicado en la ciudad alemana de Colonia y que se jacta de ser el más grande de Europa, se vio obligado a declararse en quiebra en las últimas horas tras cinco meses sin actividad por la pandemia.
El popular establecimiento estaba cerrado desde marzo pasado debido a la prohibición del ejercicio de la prostitución como consecuencia del coronavirus.
Su gerente, Armin Lobscheid, confirmó la noticia a los medios locales. "En cierta manera es inimaginable, pero tuve que presentar la solicitud de suspensión de pagos ante el Tribunal Administrativo. Estamos acabados”, reveló
Pascha les daba trabajo a 120 prostitutas, pero se quedó sin reservas para afrontar los gastos del edificio de diez plantas y pagar a sus empleados, entre los que también se encuentran operarios, cocineros, peluqueros, electricistas, masajistas, personal de limpieza y de seguridad.
"Quizás podríamos haber evitado la insolvencia con ayuda de los bancos si nos hubieran confirmado que a principios del año que viene podemos retomar la actividad”, manifestó el gerente, y advirtió que “todos en el sector saben que el negocio del sexo sigue activo, pero de una manera que nadie realmente celebrará; es decir, en el anonimato y sin contribuir a Hacienda”.
Además agregó que esta situación pone en peligro a las mujeres ya que, como la demanda se mantiene, ahora se reúnen con los clientes en hoteles, apartamentos, vehículos y caravanas.
"Ya no tienen protección y se ven expuestas a la indefensión frente a proxenetas y clientes, ya que difícilmente pueden acudir a la policía si ocurre algo. Eso lo saben los clientes y las obligan, por ejemplo, a practicar sexo sin preservativo”, concluyó.