En el marco de las elecciones en Bolivia, el exmandatario Evo Morales denunció que el presidente Luis Arce busca favorecer a Eduardo del Castillo.
El expresidente de Bolivia Evo Morales (2006-2019) volvió a colocarse en el centro de la escena política durante las elecciones generales en su país. Tal como había anticipado, este domingo anuló su voto y acusó al Gobierno de Luis Arce de preparar un fraude electoral para favorecer al candidato oficialista Eduardo del Castillo.
“Recibí información de que el Gobierno quiere hacer ganar a Del Castillo con fraude”, declaró Morales a los medios luego de sufragar. El exmandatario, inhabilitado por la Justicia para presentarse como candidato, cuestionó además la decisión del presidente Arce de cambiar al alto mando militar apenas tres días antes de los comicios. “Es sospechoso, parece que buscan garantizar que gane con fraude”, aseguró.
Morales, que impulsó una campaña a favor del voto nulo, insistió en que sin su candidatura “no hay un representante del pueblo”. “Estoy convencido de que, si no hay fraude, el nulo será el primero porque no hay democracia”, afirmó.
El exlíder del Movimiento al Socialismo (MAS), que renunció al partido tras casi 30 años de conducción, acusó también al oficialismo de presionar a los funcionarios públicos para que voten por Del Castillo y comprometer a sus familias. “Con los funcionarios y cada uno con cinco personas dicen que quieren ganar las elecciones”, denunció.
A la par, el exmandatario anunció que el próximo miércoles convocará a una “reunión nacional” con sus bases en el Trópico de Cochabamba, su bastión sindical y político, para analizar los resultados de los comicios. Desde esa región, donde permanece atrincherado para evitar una orden de captura en su contra por un caso de trata agravada de personas, Morales se mantiene como un actor influyente pese a su exclusión de la contienda.
En redes sociales, también lanzó dardos contra los principales opositores, a quienes calificó como “eternos perdedores”: Jorge “Tuto” Quiroga, Samuel Doria Medina y Manfred Reyes Villa.
Las tensiones escalaron luego de que el ministro de Gobierno, Roberto Ríos, acusara a grupos afines al expresidente de planear acciones para obstaculizar las elecciones. Morales lo desmintió y replicó: “Si hay fraude, el Trópico y toda Bolivia se va a movilizar”.
Más de 7,5 millones de ciudadanos bolivianos estaban convocados a las urnas para elegir presidente, vicepresidente, legisladores y, en el exterior, 369.308 votantes adicionales también emitieron su sufragio.
El clima electoral se desarrolla, así, bajo fuertes acusaciones cruzadas, con Morales fuera de la carrera pero aún ejerciendo presión política y con un oficialismo que busca consolidar a Del Castillo como sucesor de Arce en un escenario marcado por la desconfianza y la polarización.
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