"La comunidad internacional, la Iglesia -comenzando por el Papa-, las instituciones, los que tienen responsabilidades políticas y sociales y también todos los ciudadanos, particularmente en los países más ricos, no pueden y no deben olvidar las regiones y las personas más débiles, frágiles e indefensas", dijo en una entrevista a los diarios italianos Repubblica y Stampa.
También aseveró que en estos días de celebración piensa en "los pobres, siempre". "Como Jesús, que nació pobre: ese día María era una mujer de la calle, porque no tenía un lugar adecuado para dar a luz. Y luego pienso en todos los olvidados, los abandonados, los últimos y, en particular, los niños abusados y esclavizados", afirmó.
"Me hace llorar y enojarme el escuchar las historias de niños y adultos vulnerables que son explotados. Y luego pienso en los niños enfermos que pasarán la Navidad en el hospital, no hay palabras, sólo podemos aferrarnos a la fe, a Dios, y preguntarle: ¿Por qué?", dijo.
"Rezo a Dios para que esta Navidad transmita más generosidad y solidaridad a la Tierra. Espero que la Navidad caliente el corazón de los que sufren, y abra y fortalezca el nuestro para que arda en el deseo de ayudar más a los más necesitados", señaló Francisco.
El Sumo Pontífice también contó algunas anécdotas sobre su familia en tiempos de Navidad en Buenos Aires: "A veces íbamos a casa de una tía por la noche, porque en Buenos Aires y en nuestra familia no había costumbre en esa época de celebrar la Nochebuena como hoy. Se celebraba el día 25, siempre con los abuelos".
Y confesó que en uno de esos encuentros pasó "una cosa curiosa". "Llegamos y mi abuela todavía estaba haciendo cappelletti, los hacía a mano. ¡Había hecho 400! ¡Quedamos asombrados! Allí estaba toda nuestra familia, también vinieron tíos y primos", rememoró.
En ese marco, el Papa les pidió a los padres que tienen a los hijos fuera de los hospitales que "no olviden lo afortunados que son. Abrácenlos con fuerza y pasen más tiempo con ellos". Después expresó su admiración y agradecimiento por los médicos y personal sanitario que cada día intentan "paliar el sufrimiento de esos pequeños".
Luego reconoció que piensa mucho en sus abuelos, pero sin "melancolía" y que echa de menos a sus tres hermanos que han fallecido, aunque los imagina "en paz".
Hincha fanático de San Lorenzo, Jorge Bergoglio sabía que no era muy bueno en el deporte y terminó como arquero. "Ser arquero fue una gran escuela de vida", dijo, porque "el arquero debe estar preparado para responder a los peligros que pueden venir de todos lados", deslizó.
Contó también que cuando era niño "no tenía televisión en casa" y "varias veces, después de la cena, papá nos leía libros en voz alta". Bergoglio destacó que los primeros que leyó de joven fueron "Don Segundo Sombra", de Ricardo Güiraldes, y luego las obras de Jorge Luis Borges y Fedor Dostoievski, los poemas de Friedrich Holderlin y "Los verdes", de Archibald Joseph Cronin.
En otro tramo de la entrevista, el Papa dijo que se encuentra bien de salud y que, a cinco meses de la operación de colon a la que se sometió, no cambió su rutina y todavía se levanta "a las 4 de la mañana".
"Me concedo sólo una breve siesta después de almorzar", contó días después de haber cumplido 85 años, el pasado 17 de diciembre.
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