El presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáev, anunció este viernes que ordenó "abrir fuego sin previo aviso" contra los manifestantes que oponen resistencia a las fuerzas de orden, que tratan de dispersar las violentas protestas que se suceden en todo el país desde el 2 de enero y que desembocaron en enfrentamientos con la Policía y en saqueos.
"Qué tontería, qué clase de negociaciones se pueden tener con delincuentes y asesinos", se preguntó Tokáev en un discurso televisado, al tiempo que reiteró que las fuerzas de seguridad kazajas deben lidiar contra "bandidos y terroristas preparados".
Asimismo, denunció que los "bandidos y terroristas" dañaron no solo los edificios administrativos, sino también los bienes de los ciudadanos, al tiempo que atentaron contra la salud y la vida de "centenares de civiles y de militares".
"Por eso hay que aniquilarlos, y esto se hará próximamente", agregó el mandatario del país centroasiático. Tokáev ha subrayado que los disturbios en Kazajistán están siendo incitados por "los así llamados medios de comunicación libres y actores extranjeros" ajenos a los intereses de la nación.
El presidente kazajo señaló que todas las exigencias de los manifestantes expresadas de forma pacífica fueron escuchadas y ha prometido levantar el estado de emergencia de forma gradual en aquellas regiones donde la situación se haya estabilizado.
Durante su discurso, Tokáev precisó que sólo en la antigua capital del país, Almatý, se concentraron "20.000 bandidos" y que, a juzgar por la coordinación que los insurgentes que han demostrado en la alteración del orden público, tenían un plan preciso para atacar las instalaciones militares, administrativas y sociales "prácticamente en todas las provincias". Asimismo, destacó la "alta preparación militar y la crueldad feroz" de los insurrectos.
Tokáev ha expresado su agradecimiento a Armenia, Bielorrusia, Kirguistán, Tayikistán y Rusia por atender su solicitud de asistencia militar en el marco de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), que acordó la víspera el envío de fuerzas de mantenimiento de la paz a Kazajistán; así como a China, Uzbekistán, Turquía, la ONU y a otras organizaciones internacionales que dirigieron a su país palabras de apoyo ante los acontecimientos trágicos.
"La democracia no es permisividad y, ni mucho menos, incitación, incluso en los blogs, a cometer acciones ilícitas", expuso el mandatario. "Como ha mostrado la tragedia de Almatý y otras ciudades de Kazajistán, precisamente el incumplimiento de leyes, la permisividad y anarquía conducen a la violación de los derechos humanos", subrayó el mandatario.
Según las últimas informaciones, 18 miembros de las fuerzas de seguridad kazajas han perdido la vida, con dos de los uniformados decapitados, y 748 han resultado heridos en los disturbios. Mientras, un total de 3.706 manifestantes han sido detenidos.
El ministerio kazajo del Interior informó que 26 "delincuentes" fueron abatidos y 18 "terroristas" se encuentran heridos. Las autoridades también denunciaron que en las protestas estuvieron involucrados tiradores profesionales que atacaban a los uniformados.