Esta práctica se remonta a los tiempos del antiguo Egipto y en ella que se utilizan sustancias químicas o resinas para evitar la putrefacción del cadáver.
Tras lavar el cuerpo con germicidas y limpiar los orificios de la nariz y la boca, se colocan algodones en las cavidades evitando la salida de fluidos y se sutura la boca para prevenir posibles contaminaciones.
A continuación se procede a masajear el cuerpo con el fin de eliminar la rigidez y mejorar el aspecto de la piel, con cremas o aceites.
Una vez preparado el cadáver se procede al vaciado. Se realiza una incisión en la arteria, se extrae toda la sangre y se introduce una solución de embalsamamiento, que generalmente es una mezcla de formol, agua y productos químicos, además de conservantes, fijadores, germicidas y colorantes similares al color de la sangre.
De este modo, el cuerpo recupera un tono natural, sin síntomas de cianosis y sin el aspecto azulado de la piel tras la muerte.
El conjunto de sustancias conservantes evitan la descomposición de los tejidos y los germicidas permiten que no se generen hongos ni moho.
Para evitar todo tipo de bacterias se suelen injertar grandes cantidades de alcohol, glicerol y formalina. En el proceso de vaciado de la sangre y llenado del líquido de embalsamamiento, se emplean aparatos específicos como bombas de inyección y de aspiración.
Cuando los órganos están dañados, por haber padecido cáncer o diabetes, se inyecta el líquido directamente en la cavidad del órgano. Si el cuerpo está hinchado por la quimioterapia o medicamentos, se emplearán sustancias que faciliten la eliminación de los líquidos y la hinchazón.
Mediante distintas técnicas se perfora el intestino grueso, la vejiga, el estómago y los pulmones, que una vez vacíos se rellenar con la solución.
Por último, gracias a la tanatoestética se procede a mejorar el aspecto general de la piel, así como de la cara, el pelo, las manos y las uñas.
Un cuerpo embalsamado necesita un mantenimiento constante, tiene que estar en un lugar frío y poco húmedo.
PALABRA DE UN ARGENTINO
El especialista Ricardo Péculo aseguró que el proceso podrá realizarse con normalidad a pesar de los días transcurridos entre la muerte de Chávez y el inicio del tratamiento, que no será invasivo.
En declaraciones a radio Mitre, comentó que después de todo el proceso se pondrá el cuerpo "en una caja de cristal, y con un equipo de frío se lo va a mantener en una temperatura constante, porque uno de los problemas de la descomposición de los cuerpos son los cambios de temperatura".
"Periódicamente, cada quince días o un mes hay que controlar que las partes del cuerpo haya tomado la parte del químico. Una vez que se estabiliza, el cuerpo se momifica", agregó.
Péculo, con 36 años en este tipo de trabajos, explicó que "para los glóbulos oculares hay una cápsula ocular, como un lente de contacto más grande, y hay un simulador de boca también".
Un tratamiento convencional cuesta en la Argentina –donde no está legislado, por lo tanto no se trata de una práctica ilegal- entre $1.000 y $1.200.
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