El Chevrolet Camaro del Dole Racing de Ramos Mejía, que conducía Gastón Mazzacane tomó fuego, debido la rotura de una manguera de combustible cerca del tanque de nafta. El piloto resultó ileso.
La décima fecha del Turismo Carretera instaló la fiesta en el Oscar y Juan Gálvez, en donde se cerró la etapa regular y abrió las puertas para la Copa de Oro, que comenzará el mes venidero. En medio de la pasión fierrera apareció el drama y la tensión cuando el Chevrolet Camaro del Dole Racing de Ramos Mejía, que conducía Gastón Mazzacane tomó fuego en los primeros tramos de la segunda vuelta de la final del TC, a raíz de la rotura de una manguera de combustible cerca del tanque de nafta.
La parte trasera del Camaro fue tomando fuego durante unos 1500 metros de la recta que sale de la Ese del Ciervo y ya en Salottonera una bola de fuego. Gastón Mazzacane pudo salir del auto y tirarse en el asfalto para alejarse del auto, mientras el resto de los pilotos detuvieron la marcha.
Una vez que el susto pasó, el Rayo habló en los boxes para contar qué vivió adentro del auto. “Cuando salí del Ciervo vi fuego atrás y avisé por radio que iba a entrar a boxes o iba a parar, pero sabía que tenía una gran cantidad de autos atrás... Y cuando estoy en el curvón Salotto empecé a sentir mucha temperatura”, relató y continuó: “Se prendía fuego todo y ya no veía nada por el humo negro que llenó el habitáculo. Así no tenía referencia para dónde sacar el auto. Por suerte pude parar y salir”.
Lo cierto es que el auto quedó destruido en su parte trasera y en el medio de la pista a unos 200 metros de la salida del Salotto. El piloto pudo escapar, los servicios de seguridad funcionaron a pleno y todo fue solo un susto y fierros cocinados. Sólo eso.