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Cuando nos subimos al colectivo y al tren, o entramos en algún bar, vamos a ver seguramente a varias personas leyendo el diario, una revista o un libro, mientras otras escriben un mensaje en su celular o un documento en su computadora. Escribir y leer, lo sabemos, son habilidades humanas, aunque no lo han sido desde siempre. Si bien se considera que la escritura se originó hace aproximadamente 5500 años en la Mesopotamia, la alfabetización, gracias a la imprenta y los sistemas formales de enseñanza, se extendió masivamente recién hace algunos siglos.

Las neurociencias se han dedicado a estudiar los procesos cerebrales que intervienen durante la lectura. Ahora mismo estamos leyendo este artículo, y para eso nuestros ojos realizan movimientos constantes sobre la hoja o la pantalla (si el movimiento se detiene, solo podemos enfocarnos en una o dos palabras). Primero, el ojo capta a través de la retina la imagen y reconoce, gracias a la utilización de una suerte de diccionario ortográfico almacenado en nuestra memoria, los grafemas (unidades mínimas de la escritura), las sílabas y palabras. Luego, se realiza el reconocimiento semántico de la palabra, que es la comprensión de su significado.

Nuestro cerebro tiene un área especializada para reconocer letras y palabras que está ubicada en la zona ventral occipitotemporal izquierda y se la conoce como el “buzón del cerebro”. Esta región cerebral se entrena para reconocer y diferenciar cada vez mejor las letras desde distintos puntos de vista y variaciones en la grafía (cursiva, imprenta, etc.). El buzón del cerebro se entrena para identificar las combinaciones de letras que son más frecuentes en nuestra lengua (por ejemplo, las sílabas “ma” y “pa”) y así poder anticipar y predecir con rapidez y facilidad lo que leemos. Algunos estudiosos de la cultura caracterizan a la escritura como una tecnología compleja de la palabra que requiere necesariamente de una enseñanza planificada y sistematizada.

Lamentablemente, hoy sigue siendo alto el porcentaje de personas que no acceden a la enseñanza de la lectura y escritura. Según un informe de UNESCO publicado en 2015, se registran 781 millones de personas analfabetas en el mundo. Mañana, 23 de abril, se celebra en el mundo el Día Internacional del Libro. Su fin es promover la lectura y concientizar acerca de su importancia. Porque es una de las principales vías de acceso al conocimiento, es decir, una práctica que tiene el potencial transformador de las personas y las sociedades

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