El director técnico del conjunto quemero, Martín Wilkins, destacó el crecimiento de “un deporte que quizás es el más difícil, por el contacto y la dificultad”.

No sé si es lo que me tocó en la vida, pero a esto lo disfruto’. Ése es el punto de partida que encuentra Martín Wilkins apenas comienza a hablar sobre el fútbol para ciegos. Intenta encontrar algún indicio que lo oriente hacia el motivo por el cual sus caminos lo condujeron hacia la dirección técnica de la disciplina para no videntes. Pero no lo encuentra. Desde 2011 que sus lazos en Huracán empezaron a tejerse, de a poco, pero sin merma. ‘Es un deporte, quizás el más difícil, por el contacto y la dificultad’.

Wilkins responde y mira hacia la cancha vacía de hockey sobre patines del club. Acomoda su pelo largo mientras piensa las respuestas. Está sentado sobre la pequeña tribuna roja. A las cinco de la tarde del primer martes del año nuevo hay poca actividad en la sede de la avenida Caseros. Sólo el gimnasio y sus máquinas parecen funcionar como un imán en Parque de los Patricios. Está a pocos días de comenzar otra vez con los entrenamientos. ‘El sábado empezamos otra vez’, afirma.

Huracán ciegos

Pero no es un peso insoportable para un hombre que necesita de otro trabajo para subsistir y en el club está ad-honorem, es un placer que se repite semana a semana.

Sabe que los sábados es el mejor día para entrenar a un nutrido grupo que va desde los 18 años a los 43. ‘Como no es un día laboral no falta nadie y tenemos más tiempo’, resalta.

‘Desde que arrancamos estamos muy bien. Hace tres años que venimos clasificando para las últimas instancias (del Torneo Nacional de Fútbol para Ciegos), pero el objetivo siempre se los remarco: evitar terminar últimos’, comenta el entrenador.

Disputar el campeonato implica realizar viajes. A veces son un poco extensos. Para Martín combinar dos trabajar no es fácil. ‘Tenés que pedir dos días libres en tu trabajo’, aclara. Es que algunos jugadores del conjunto también tienen sus obligaciones laborales.

A medida que pasa el tiempo, el técnico engrosa el lazo que lo une al equipo. Hace seis años que recolecta momentos de euforia y tristeza, pero también de sorpresas que sirven para eliminar prejuicios.

HURACAN CIEGOS

‘Una vez, en Córdoba, uno de los muchachos llegó sólo. Se había sacado un pasaje en avión y se tomó dos colectivos para poder llegar a donde estábamos. Nos agarrábamos la cabeza cuando nos avisó que estaba afuera del hotel’, recuerda.

2017 fue un año en el que consiguieron grandes actuaciones y triunfos (como ante el complicado Boca Juniors por 3 a 2 sobre el final) y pudieron ubicarse otra vez entre los mejores de todo el país en el certamen doméstico. Para lo que viene, considera que la cancha propia terminada de La Quemita puede impulsar mejores resultados por la posibilidad de más prácticas y amistosos en un terreno acorde. ‘Estamos llegando, faltan algunas cositas, pero estamos muy bien en comparación con otros equipos que tiene más inversión’.

‘Ese año quiero darle un poco más de movilidad a jugadores nuevos’, proyecta, y agrega: ‘La idea es que los ciegos jóvenes quieran venir y noten que tienen posibilidades de jugar, que ellos también pueden’ confesó Wilkins quien es el que comanda al grupo de futbolistas no videntes que le dan vida al conjunto quemero.

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