Fuentes judiciales informaron que así se desprende de la declaración de esos tres testigos que admitieron que la sospechosa
les pagó 22 mil pesos pero que ellos se quedaron con el dinero sin cumplir con lo acordado.
Por su parte, la esposa de Irigoyen, de 43 años, y su hijo de 19 y de un matrimonio anterior,
se negaron a declarar al ser indagados en las últimas horas ante el fiscal de la causa,
Diego Bensi, quien les imputó el delito de "homicidio agravado".
Los dos sospechosos fueron detenidos anteayer luego de una serie de elementos y declaraciones testimoniales que los comprometieron y contradicciones de la propia mujer. La fuente consultada explicó que las sospechas sobre la esposa de la víctima surgieron dos días después de descubierto el crimen, cuando se presentaron a declarar ante los investigadores tres hombres residentes en
Villa Gesell, uno de los cuales había estado preso con el hermano de la mujer, actualmente detenido por homicidio.
Este hombre dijo al fiscal Bensi que conocía a la mujer de haberla visto en las visitas a la cárcel y que ella "
siempre decía quería hacer desaparecer al marido", precisó el informante. Las fuentes señalaron que, de acuerdo a la versión de estos tres testigos, la mujer los contrató para que mataran a Irigoyen y que el viernes anterior al hallazgo del cadáver de la víctima fueron a Ayacucho donde la acusada les pagó los 22.000 pesos que, justamente, su esposo tenía previsto utilizar para la compra de un automóvil.
Estos testigos declararon que en vez de cometer el crimen regresaron a Villa Gesell con el dinero y que recién
decidieron contar lo ocurrido cuando se enteraron del homicidio y no quisieron quedar "pegados" al hecho.
El fiscal Bensi ordenó diligencias para acreditar la versión de esos tres hombres y mediante el
GPS del remís que utilizaron para ir hasta Ayacucho y las imágenes de las cámaras de seguridad, determinó que los testigos llegaron a la ciudad a las 12.08 y salieron a las 12.20, período en el que
no habrían podido asesinar a Irigoyen.