Dos profesionales que estaban a cargo de una granja de rehabilitación de adictos fueron imputados por “homicidio culposo”, en una causa en la que se investiga la muerte de un joven, de 23 años, que estaba internado allí y fue hallado sin vida en una denominada “celda de contención” del establecimiento, que funcionaba en el partido de Pilar.
La acusación recayó sobre quien fuera el director médico de la Fundación San Camilo, el psicólogo Sergio Rey, y del ex director terapéutico, el psiquiatra Alejandro Jacinto, formulada por el fiscal Jorge Nocheti, titular de la Unidad Funcional de Instrucción Nro. 4 de Pilar, tras las denuncias aparecidas en la investigación periodística, que dio lugar al libro “La Comunidad” de Pablo Galfré, en la que se da cuenta del fallecimiento de Saulo Josías Rojas, de 23 años, atribuido a un suicidio, pero registrado el 14 de junio de 2013 en un confuso episodio.
A partir de la imputación, el abogado Yamil Castro Bianchi, en representación de la madre del joven muerto, solicitó la detención de Martín Iribarne y Victoria Bonorino, directores y propietarios de San Camilo, debido a que no han podido ser hallados sobre el procesamiento que se dictó sobre ambos.
Esta cuestión debe ser resuelta por el Juzgado de Garantías Nro. 6 de Pilar y de otra manera, se insistirá en un comparendo compulsivos de ambos, en el momentos en que también sean convocados a prestar declaración indagatoria, tanto Rey, como Jacinto.
De acuerdo a las constancias de la causa judicial, Saulo Rojas (quien había sido alojado en esa comunidad terapéutica, llegando desde la provincia de Mendoza) se habría quitado la vida “en una habitación de 16 metros cuadrados, donde solo había un colchón tirado en el piso. Apenas tiene una puerta de chapa como acceso, una ventana de aluminio con rejas de metal, sin hojas, ni vidrio y el contrapiso con cemento alisado y paredes a medio revocar”.
Sin dudas, un recinto poco asociado a un lugar donde un paciente debería llevar adelante un tratamiento de rehabilitación y que se asemeja más a un “lugar de encierro”, donde los internos cumplían ciertas penas internas, similares a los establecimientos carcelarios.
El caso del joven mendocino Saulo Josías Rojas se suma a otros, donde también la responsabilidad de los dueños de la comunidad terapéutica San Camilo aparecen como señalados con cierta vinculación, a partir de la falta de atención.
Tal el caso de Felipe Mariñansky, un hombre de 44 años que padecía HIV, leucemia, retraso madurativo y falleció en el Hospital de Evita del Berazategui, también en junio de 2013, “víctima de los malos tratos que recibió durante años en la fundación”.
Estas no son las únicas muertes dudosas que se denuncian en el libro La Comunidad del periodista Pablo Galfré y recientemente tomo estado público la de Matías Lamorte, un joven marplatense, que falleció el 31 de mayo de 2015 en ese establecimiento de Pilar, producto de un edema pulmonar, ante las dudas de sus familiares, quienes, el mes pasado, realizaron un escrache a uno de los responsables de la fundación San Camilo durante un congreso de psiquiatría que sesionó en el Hotel Provincial de Mar del Plata.i
comentar