El dramático episodio sufrido por el turista sueco reinstaló el debate por un flagelo que, pese a los intentos oficiales, no tiene freno. En la zona de Once y el barrio de Belgrano, están las “cuevas” de reventa.

El brutal ataque contra un turista sueco en la Ciudad de Buenos Aires, que resultó baleado y debieron amputarle una pierna, ocurrió a partir del robo del teléfono celular de la víctima.

Se trata de una modalidad que viene causando estragos, al punto que la cifra de hechos delictivos que tienen como objetivo estos equipos de comunicación asciende actualmente a 6.000 por día en todo el país, de los cuales el 90% retorna al circuito a través del mercado negro.

En un trabajo conjunto del Estudio Miglino y Abogados y la ONG Defendamos la República Argentina, según datos de las cámaras que distribuyen todo tipo de teléfonos celulares en el país, de los distintos poderes judiciales de las provincias y de los organismos policiales y de prevención, “cada día se roban en la Argentina 6.000 aparatos de telefonía celular”.

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“Muchos de los celulares que se roban, se calcula que más del 90% vuelven al mercado bajo la forma de teléfonos clonados. Las cuevas que desarrollan esta actividad ilícita están presentes en todas las provincias de nuestro país pero especialmente en locales de galerías comerciales de la zona de Once y el barrio de Belgrano. Y en algunos locales sobre la calle Libertad a pocos metros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación”, dijo Miglino, director de Defendamos la República Argentina.

¿Qué hay detrás de cada robo de un teléfono celular? “La gente cuando compra un celular usado y/o clonado debe saber que está comprando un aparato manchado con sangre inocente como el teléfono que le robaron a Matteo Villica y le costó la vida al joven de Loma Hermosa o el teléfono que le fue sustraído al turista sueco Cristoffer Persson y que le costó perder una pierna luego de recibir un disparo. Es decir que los celulares usados que están en venta son objetos que le han costado la vida y la salud a muchas personas y podría decirse que si hay 6.000 celulares robados cada día, hay también 6.000 historias de terror donde la gente no solo perdió un aparato telefónico móvil sino muchísimo más”, dijo Miglino.

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“El Gobierno Nacional lanzó hace unos meses el programa ‘Registrá tu linea y hablá seguro’ con la idea de parar el robo de teléfonos pero hasta la fecha la medida ha resultado poco o nada efectiva porque los robos continúan y con ellos la clonación de teléfonos y la reventa ilegal por ese motivo sería positivo lanzar una campaña que muestre el sufrimiento, el dolor, la angustia y porque no, la muerte que conlleva este vil comercio donde unos pocos ganan a expensas de la vida, la salud y la tranquilidad de muchos. Y obviamente la policía y la justicia deberían ponerse los pantalones largos de una buena vez y destruir esas cuevas donde se clonan celulares que son vox populi en locales de galerías de la avenida Cabildo en Belgrano y de la avenida Rivadavia en Once e incluso de la avenida Corrientes o en la calle Libertad en plena zona de Tribunales”, concluyó Miglino.

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