"La Justicia es cómplice, porque les permite beneficios excarcelatorios o ni los busca cuando se escapan", afirmó María Elena Leuzzi, titular de la Asociación Víctimas de Violaciones (Avivi), quien aportó el dato estadístico.

El 17 de agosto de 2013, el violador serial Walter Brawton se fugó desde la casa de su hermana, en Ituzaingó, donde presuntamente había concurrido a visitar a su madre enferma.

El sujeto, contador y padre de dos hijos, había sido condenado en 2009 a cumplir 38 años de cárcel, pero sólo cumplió 4.

Un total de siete fueron las jóvenes a las que sometió sexualmente con violencia y sadismo.

Es un caso paradigmático de la escandalosa relación entre peligrosos violadores y la Justicia, porque el escape ocurrió por un beneficio que le habían otorgado por conducta ejemplar en el penal.

Ya van 1.441 días desde que se fugó, dejando fuera de combate a un efectivo de seguridad que aceptó una empanada con sedantes, mientras que se calcula que son 900 los abusadores sexuales que nadie busca y que tienen plena impunidad para seguir cometiendo atrocidades.

“El caso de Brawton forma parte de un esquema no tan visibilizado.Son más de 900, entre los condenados y quienes escaparon en medio de los procesos con pruebas contundentes. Son personas que, en libertad, siguen violando. La justicia es cómplice, porque les permite beneficios excarcelatorios o ni los busca cuando se escapan. Es un horror”, dijo María Elena Leuzzi, titular de la Asociación Víctimas de Violaciones (Avivi).

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Los casi cuatro años que Brawton lleva prófugo fueron acompañados por enfáticos e insistentes pedidos de la asociación Madres y Familiares de Víctimas (Mafavi), que reclamó siempre a las autoridades gubernamentales y judiciales que se extremen las medidas para dar con el paradero del sujeto, y así cumpla su condena, de la que sólo llevaba un 10% cuando logró fugar en el marco de un macabro plan.

Nunca dejamos de estar cerca de las víctimas de este monstruo. Son mujeres que viven con miedo. A pesar de eso, pudieron romper el silencio y declararon. Aportaron pruebas, contaron sus horrendas experiencias. Pero no las respetan. Exigimos que le den captura a Brawton”, señaló Alicia Angiono, integrante de la organización. La fuga del contador fue planeada al detalle, aprovechándose de las evidentes debilidades del sistema judicial.

Condenado en 2009 a cumplir 38 años de prisión por nueve ataques sexuales (siete consumados y dos en grado de tentativa), logró seducir en prisión a una mujer casada para que, a escondidas de su marido, venda una propiedad por un valor de 80.000 dólares, le robe el documento de identidad y lo ayude en el escape.

El ‘capítulo’ de la amante -que fue capturada meses atrás- es apenas una parte del plan maestro ideado por Brawton. También fue clave su ‘excelente comportamiento’ en las dos unidades penitenciarias en las que estuvo.

En la primera, la Unidad 30 de General Alvear, de máxima seguridad, se ganó un certificado de “conducta excelente”, y cuando pidió el traslado a una cárcel de mediana seguridad (la 39, de Ituzaingó), nadie en la Justicia opuso resistencia. “Quienes intentaron resistir el traslado fueron las autoridades de la cárcel de Ituzaingó, que alertaron sobre la inconveniencia de tener alojado allí a una persona condenada por delitos tan graves. Igualmente, venció el expediente intachable del contador”, contó Angiono.

Luego, ya instalado en la cárcel de la zona Oeste del Conurbano, el depredador sexual (a sus víctimas las elegía jóvenes, incluso menores) tejió relaciones con personal penitenciario y población carcelaria.

Se convirtió en uno de los más respetados internos. En ese marco, comenzó a insistir para que le permitan visitar a su madre enferma, domiciliada en Mariano Acosta. El 17 de agosto de 2013, lo llevaron a la casa de su hermana para ver a su madre supuestamente enferma, con una custodia un efectivo del Servicio Penitenciario que aceptó unas empanadas (con sedantes) y gaseosa, tras lo cual se quedó profundamente dormido. Desde ese momento, nada se sabe sobre Brawton.

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“Están libres con absoluta y total impunidad”

María Elena Leuzzi, titular de la Asociación Víctimas de Violaciones (Avivi), sostuvo que “lamentablemente, la cifra de violadores prófugos, entre condenados e imputados, no para de crecer, y tenemos actualmente más de 900 personas que no sabemos dónde están, que son altamente peligrosas y muy probablemente estén perpetrando abusos, con absoluta y total impunidad”.

Hay una oportunidad muy importante, ahora que la Policía Federal ya no debe destinar recursos a la seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, para que se forme un verdadero cuerpo especializado en capturar a prófugos por delitos contra la integridad sexual. Hay que imitar el ejemplo de Estados Unidos y el trabajo que realizan en el FBI”, dijo Leuzzi.

Desde Avivi, pero también otras organizaciones de familiares de víctimas, se viene pidiendo por los violadores prófugos.

‘Hace mucho tiempo que pedimos por la creación de un grupo especializado en capturar agresores sexuales prófugos. No podemos tener esta cantidad de personas que hicieron tanto daño y se encuentran libres, probablemente causando más desastres con la vida de otras niñas, niños y mujeres. El Estado sigue ausente cuando se trata de los delitos contra la integridad sexual de las personas, y mucho más para dar algo de paz a las víctimas. Cuando los atrapan, les dan todas las garantías para la fuga’, dijo Leuzzi.

“No puede ser que los violadores reciban beneficios excarcelatorios, o directamente libertades. Brawton, por ejemplo, fue condenado a 38 años y sólo estuvo preso cuatro. Es una vergüenza. Y pasa en infinidad de casos”, dijo la experta.

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