Responden a las barras bravas de Boca (en Mar del Plata) y River (en Pinamar), entre otros clubes. Imponen sus tarifas con prepotencia y violencia. Exigen desde 30 pesos hasta 150 en horas de la noche.

A unos pocos cientos de metros de la peatonal San Martín, en la zona del macrocentro de Mar del Plata, una familia de la localidad bonaerense de Ciudad Evita estacionó ayer al mediodía el auto con el objetivo de almorzar frente a la playa, y disfrutar de su primer día de vacaciones en la ciudad balnearia.

Cuando estaban bajando del vehículo, un "trapito" les comunicó que la tarifa era de 100 pesos. Tuvieron que pagar, sin quejarse. Es que este año las mafias de cuidacoches actúan en la Costa exigiendo dinero con prepotencia y violencia. Y no son pocos, porque se calcula que hay más de 3.200 de estos falsos cuidacoches distribuidos estratégicamente por todos los balnearios.

Javier Miglino, abogado que sigue esta problemática desde hace varios años, precisó que "en esta temporada, los trapitos están más organizados que años anteriores, y están causando verdadero terror entre los turistas, porque los amenazan y aprietan para que paguen la tarifa que ellos imponen, y ya hay varios casos con personas lastimadas, porque se resistieron".

En Mar del Plata la situación explotó por las quejas y reclamos de los veraneantes. El punto máximo pareció registrarse en la previa de los recitales brindados por la banda Tan Biónica y Alejandro Lerner, porque unos 100 asistentes que resistieron el pago de la tarifa debieron padecer rayaduras en sus coches como represalia.

"Se están dando situaciones de violencia en forma permanente. En las denuncias se menciona que estas personas están alcoholizadas o bajo los efectos de drogas. Hay casos con extorsiones, gente apretada y asustada", contó Fernando Rizzi, defensor del pueblo marplatense.

En las redes sociales, principalmente Twitter y Facebook, los turistas no paran de expresar su malestar por esta situación. "Esto está lleno de trapitos, parece que tienen zona liberada para hacer lo que quieren. Si te negás, te fajan", sostuvo un turista desde Villa Gesell.

"Ya son más de 3.200 los trapitos que operan en los distintos puntos de la Costa. Llegan a los destinos en micros, y tienen donde instalarse. Pueden ser alojados en hoteles o casas que alquilan las mafias. Se debe señalar que fundamentalmente responden a barrabravas de River Plate, Boca Juniors, Independiente, Newell's, Quilmes y Platense, más la gente de clubes locales. El mayor negocio se lo dividen los barras de clubes grandes. En Mar del Plata operan los de Boca y en Pinamar los de River", dijo el abogado Miglino.

Asimismo, el defensor Rizzi explicó: "Estamos ante el problema más grave de este verano, y hay casos que son directamente perpetrados por delincuentes", precisando que "el accionar de los cuidacoches no está prohibido, y lo que vemos es una actividad organizada, toman las calles, casas y tarifan los espacios públicos de manera absolutamente ilegal".

La organización Defendamos Buenos Aires, dirigida por Miglino, recibió más de 2.000 reclamos de turistas que fueron "apretados" desde que comenzó la temporada. "Tenemos denuncias que nos permiten saber cómo es el accionar. Cobran desde 30 pesos, en general durante el día, hasta un promedio de 150 por las noches", dijo el letrado.

Asimismo, indicó que "lamentablemente hay hechos de enfrentamientos entre los cuidacoches, por temas territoriales, que terminan realmente muy mal, con gente gravemente herida".



Muchos tienen antecedentes

"El accionar ilegal de los trapitos se debe denunciar siempre al 911. Muchas veces la gente denunciada tiene antecedentes penales o es buscada por otros hechos. Aunque los detengan y salgan, es necesario que la sociedad denuncie", dijo Fernando Rizzi, defensor del pueblo marplatense.

"Dos por tres hay vidas humanas que se pierden, entre ellos mismos. Es que también ronda la venta de estupefacientes. Entonces hay deudas, y su derivación en ajustes de cuentas. El Estado debe ir a lo más profundo. Ver por qué estas personas no se insertan en el mundo laboral, con obra social. Es una temática delictual, pero inicialmente es social, por una profunda necesidad.

En torno a las denuncias, Rizzi pidió que los damnificados "pueden ser clave en la lucha contra esta problemática".