Se trata de Agustín Rodríguez, un chico que cumplió 16 años mientras agonizaba. En enero, había sido atacado salvajemente junto a su amigo Agustín Bustos, quien falleció en el acto. No hay detenidos y las familias no dejan de reclamar justicia

Tras una larga agonía de más de siete meses, el adolescente Agustín Rodríguez falleció en un hospital de la ciudad de Bahía Blanca, donde había quedado internado, luego de haber sufrido heridas de gravedad por los golpes recibidos en la cabeza, durante un hecho, nunca esclarecido, ocurrido a la vera de una ruta el último 9 de enero, en cercanías de Benito Juárez.

Su amigo Agustín Bustos, con el que iban en bicicleta a pescar a una laguna de la zona, murió en el acto, también producto de esa agresión, propinada por uno o más todavía desconocidos. Ahora, los Agustines como se los conoce en el pueblo ya no están entre nosotros.

Esta segunda víctima fatal de aquel episodio que permanece impune reavivó el pedido de justicia, ese que nunca cesó, al margen de la falta de respuesta de los investigadores, al margen de ciertas consecuencias espasmódicas como el relevo de los entonces jefes policiales, aunque más producto de los incidentes generados por la reacción vecinal ante la comisaría, que por la muerte de los chicos.

Ayer, bien temprano, se conoció la noticia del deceso de Rodríguez (16 años), por alguna complicación de su estado de salud que durante todo este tiempo se sostuvo con un diagnóstico de irreversible, alojado en una sala del hospital Penna de Bahía Blanca.

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Al mismo tiempo, luego de inexplicables dilaciones, personal de Gendarmería, peritos del gabinete de Criminalística de la DDI de Tandil y funcionarios de la Fiscalía de Azul (cuya titular Laura Margaratic está al frente de la cuestionada investigación) estuvieron en el lugar de la ruta provincial 86, en el camino a Laprida y a 20 kilómetros del casco urbano de Benito Juárez, donde fueron abandonados los cuerpos de los Agustines, para efectuar una suerte de reconstrucción del caso.

En medio de la conmoción, no trascendió si de ese trámite surgió algún elemento de importancia que permita avanzar hacia el esclarecimiento de él o los homicidas.

No obstante, como cada miércoles por la tarde, en la céntrica plaza Independencia de Benito Juárez, encabezada por Alejandra Bustos, la madre de Agustín, se concretó una nueva marcha en pedido de justicia, que, en esta oportunidad, tuvo el dolor extra de la partida de Agustín Rodríguez.

Al grupo de familiares y amigos, se sumaron varios vecinos más de los que habitualmente llevan adelante este reclamo, al que el poder político suele darle la espalda.

En horas de la madrugada del pasado 9 de enero, Agustín Nicolás Bustos (de 15 años) y Agustín Rodríguez (cumplió los 16 cuando agonizaba) fueron hallados tirados a un costado de la ruta, con golpes en sus cabezas y signos de haber sido agredidos de manera violenta.

Fue camionero quien dio el alerta, pero para cuando los efectivos llegaron al lugar, los chicos estaban inconscientes y uno de ellos sin vida, además de sin rastros sobre los autores de este ataque.

Entonces, frente a la inexistencia de culpables, ni siquiera de sospechosos, hubo una reacción popular y posteriores graves incidentes frente a la comisaría de Benito Juárez.

Desde el gobierno bonaerense solo se desplazó de sus cargos a los titulares de la seccional, remitiéndolos a nuevos destinos, pese a las sospechas de cierto encubrimiento que pesa sobre la Policía de la zona.

La promesa inicial de “llegar hasta las últimas consecuencias” se fue diluyendo entre las irregularidades de la investigación, a cargo de la fiscal Margaratic, más una instrucción llevada adelante por efectivos de Benito Juárez, inicialmente muy cuestionados por los familiares de las víctimas. Con el asesoramiento legal del abogado Maximiliano Orsini se ha logrado la representación de un perito de parte (ante la imposibilidad económica de poder afrontar sus honorarios, un grupo de los concejales del distrito han colaborado), como así también apartar a la Policía bonaerense, por las sospechas de encubrimiento, de las tareas, que ahora están a cargo de expertos de Gendarmería Nacional.

Desde aquella jornada del ataque a los chicos que iban de madrugada y en bicicleta para ir a pescar a una laguna, las hipótesis abonan el “homicidio”, pero los posteriores procedimientos, con allanamientos y secuestro de presuntas pruebas, no han logrado avanzar en el sentido del esclarecimiento.

Una madre que no descansa un día buscando justicia

Alejandra, la madre de Agustín Bustos, no deja un instante de reclamar, de seguir de cerca la causa, de golpear cuanta puerta sea necesaria, en la búsqueda del esclarecimiento del hecho. En cada jornada, la mujer utiliza la red social Facebook para poster las novedades del caso, manteniendo viva a una investigación que en lo judicial aparece como estancada.

“Estamos desesperados ante la falta de respuestas. Sospechamos que quieren hacer pasar todo como que fue un accidente, que a los chicos los atropelló alguien que se escapó, pero está claro que los atacaron a palazos, quedaron con las cabezas destrozados.. Acá hay responsables, uno o más asesinos que están sueltos”, afirmó Alejandra Bustos.

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