La justicia penal de La Plata ordenó la captura del jefe y otros seis oficiales de la cárcel bonaerense de Lisandro Olmos acusados del homicidio de un preso que sufría epilepsia y murió asfixiado el 1 de agosto pasado luego de sufrir una golpiza durante un crisis convulsiva, informaron hoy fuentes judiciales.
Por el mismo caso ya fueron detenidos otros dos subjefes de esa unidad del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), mientras que los otros siete imputados ya solicitaron la eximición de prisión.
Fuentes judiciales informaron a Télam que a pedido del fiscal Fernando Cartasegna, el juez de Garantías platense Pablo Reale ordenó la captura de nueve efectivos del SPB que cumplían funciones en el penal de Olmos: el jefe, dos subjefes y seis oficiales, todos ellos acusados del homicidio del detenido Narciso Gastón Ayala (36), quien estaba preso por "robo calificado".
"Hasta el momento sólo se pudieron concretar dos detenciones ya que los demás presentaron pedidos de eximición de prisión que si bien fueron desestimados no están firmes aún ya que están apelados", explicó a Télam una fuente con acceso al expediente.
Este informante precisó que los dos subjefes detenidos "ya fueron indagados" por el fiscal Cartasegna y dieron "su versión de lo ocurrido".
El hecho investigado ocurrió el 1 de agosto último, cuando el detenido Ayala sufrió un ataque de epilepsia y sus compañeros de pabellón tomaron los extremos de una frazada para cargarlo en ella y llevarlo hasta el sector de sanidad del penal de Olmos.
Según las fuentes, el preso sufría ataques de epilepsia que le generaban trastornos psicóticos, por lo que se había dispuesto su traslado a la unidad penal psiquiátrica 34 de Melchor Romero, pero la derivación no se llegó a concretar ya que murió ese mismo día.
"Tenía un diagnóstico de epilepsia y no se sabe por qué tras convulsionar pegaba. Sus compañeros lo sabían y por eso cuando convulsionó de inmediato lo cargaron para llevarlo a Sanidad y no se asustaron de su ataque", detalló el pesquisa consultado.
De acuerdo a la investigación judicial, cuando Ayala era trasladado por sus compañeros en esa improvisada camilla de tela, las convulsiones que sufría lo hicieron caer y golpear contra el piso.
Por su parte, las autoridades del penal informaron que el preso murió debido a ese golpe; sin embargo, dado que el cuerpo presentaba otras lesiones y la mecánica del hecho dejaba dudas, el fiscal Cartasegna ordenó realizar la autopsia y buscar testigos del hecho.
A partir de los resultados de estas diligencias, los penitenciarios fueron acusados de haber trasladado al detenido hasta otro sector del penal donde le aplicaron una golpiza, en la cual le practicaron una "llave" que le provocó la muerte por asfixia mecánica.
"No había una parte del cuerpo de Ayala que no tuviera golpes", describió un investigador y agregó que se dispuso el inmediato secuestro de los libros y demás actas del penal referidas al preso muerto.
Según este informante, "lo que selló el destino de Ayala y enfureció a los penitenciarios fue que cuando estaba con ese ataque psicótico en el que golpeaba y dabas patadas, mordió al jefe del penal".
En tanto, los nueve agentes penitenciarios acusados fueron pasados a disponibilidad apenas ocurrió la muerte del detenido Ayala y se les inició un sumario administrativo interno.
Todos los efectivos imputados enfrentan cargos por "imposición de torturas agravada por el resultado de la muerte", delito que prevé la prisión perpetua.