María y Nicola, matrimonio de jubilados de 80 y 85 años, fueron víctimas de un salvaje robo en su vivienda de San Francisco Solano, donde ingresaron dos delincuentes, aparentemente menores de edad, que golpearon en la cabeza al hombre, lo maniataron y le provocaron varios cortes en el brazo con un cúter para que les entregara dinero, un verdadero calvario que no pasó a mayores gracias a que un vecino accionó la alarma del barrio y obligó a los ladrones a darse a la fuga junto a un tercer cómplice que los esperaba en la calle.
El violento hecho ocurrió el jueves en la calle 833 y avenida Donato Alvarez. Cerca de las 2 de la madrugada, Nicola, quien días atrás había sido operado del corazón, abrió la puerta de la cocina que da al patio de su casa, ya que no podía dormir por el calor.
En ese momento, dos jóvenes lo sorprendieron y, sin mediar palabra, lo golpearon en la cabeza provocándole un profundo corte, por lo que cayó al piso. Luego, fueron hasta la habitación principal y despertaron a María, a la que sujetaron del brazo y la llevaron junto con su marido.
Las dos víctimas fueron maniatadas en el comedor por los ladrones, que en pocos minutos “dieron vuelta” la casa” en busca de dinero.
Como se trataba de una pareja de jubilados italianos, comenzaron a exigirle a Nicola efectivo en moneda extranjera, tanto euros como dólares, pero el jubilado -una y otra vez- juró que no tenía. Pese a ello, uno de los delincuentes extrajo un cúter y comenzó a realizarle cortes en un brazo al hombre mayor, que comenzó a gritar por el dolor.
Los ruidos alertaron a un vecino que por precaución accionó la alarma comunitaria. El ruido de la sirena obligó a los atracadores a adelantar la fuga, por lo que huyeron con 4 mil pesos en efectivo y un celular.
“A Nicola le tuvieron que curar el brazo y darle tres puntos de sutura en la cabeza. María estaba llena de moretones porque la ‘zamarrearon’ para todos lados. Los trataron muy mal”, indicó a El Quilmeño un vecino de la cuadra. “Quedaron muy asustados y con miedo de que les vuelva a pasar algo. Se fueron a vivir a la vivienda de una de sus hijas y su casa quedó a cargo de otro hijo”, agregó el hombre.