Marcela Lezcano, madre de Jésica Gerez y abuela de Lola, no ceja en su lucha para recuperar a ambas. Su hija está presa, acusada de intento de homicidio de la nena (se golpeó al nacer), y de la beba nada se sabe.

El 17 de julio de 2013, Jésica Gerez fue encontrada inconsciente en su casa de la localidad de Hudson, en medio de un charco de sangre. A su lado, su beba recién nacida presentaba un golpe en la cabeza. Madre de otros tres hijos, nadie en la familia de la mujer sabía de ese embarazo, ocultamiento fundamentado en el miedo de sufrir la violencia de su ex pareja. Ambas fueron llevadas a un hospital y se recuperaron. Pero la justicia, sin tomarle declaración, la acusó del intento de homicidio de su hija. Desde entonces, ella está presa en un penal de Magdalena y su beba "desaparecida" por disposición judicial, lejos de sus hermanos, abuela y tías, que no paran de reclamarla.

"Lola cumplió dos años en julio pasado y aún no la conozco. Es inconcebible lo que hizo y hace la Justicia con mi hija Jésica, porque jamás le preguntaron qué había pasado, y también es insoportable la ausencia de mi nietita. Es como en el terrorismo de Estado de los 70, que se llevaban los bebés y armaban causas. Nosotros cuidamos de la mejor manera a los otros tres hijitos de Jesi, están contenidos a pesar de todo el dolor, pero la Justicia nos niega a Lola. Ya nos cansamos de golpear puertas en juzgados y despachos de organismos, nadie nos escucha", dijo Marcela Lezcano, madre de Jésica y abuela de Lola, en declaraciones a DIARIO POPULAR.

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Cuando quedó embarazada de Lola, Jésica ya tenía tres hijos, de 6, 5 y 3 años. La familia contó que el padre de las criaturas ejercía violencia física, psicológica y económica. El sujeto abandonó la casa que compartían, y ella siguió adelante en silencio con la gestación. "Se fajaba, usaba ropa grande. Fue una sorpresa cuando pasó todo esto. Pero ella quería tener esa beba, siguió adelante con el embarazo a pesar del miedo, ¿cómo van a decir que la quiso matar?", se preguntó Marcela.

Del mismo modo que la ya "famosa" fiscal Carolina Carballido Catalayud culpó a dos mujeres de matar a sus hijos y las mandó a la cárcel, ignorando que eran víctimas de violencia machista y creyendo en la palabra de los agresores en casos ocurridos en Pilar, en Berazategui el caso de Jésica y Lola recayó en manos de otra fiscal, María de los Angeles Attarian Mena.

"A Jésica la encuentra una vecina que fue de casualidad a la casa. Ella estaba tirada en el piso, desmayada, y la beba con un golpe en la cabeza. Había nacido sin asistencia de nadie. Por eso se golpeó. Las llevaron al Hospital Evita Pueblo de Berazategui. Al rato, la fiscal ordenó esposar a mi hija a la cama. No entendíamos nada. Después supimos que la acusó de intentar asesinar a su hija. Una locura. Jesi sólo pudo ver a Lola unos segundos, porque se la llevó una enfermera", recordó la madre.

Tras cuatro días de internación, ya recuperada del parto en soledad, la fiscal decidió quitarle las esposas a la mujer y enviarla sin escalas al penal de la localidad bonaerense de Magdalena. "Mi hija estaba en shock. No le preguntó nada, pero la acusó de intento de homicidio agravado por el vínculo. Se la llevaron presa. Esa fiscal es una vergüenza como profesional y como mujer. Desde entonces, vamos cuando podemos al penal. A veces hablamos por teléfono. Somos una familia de trabajadores y todo es cuesta arriba, porque el dinero no sobra. Estamos cuidando a los tres nenes de Jesi, que también llevamos a verla. El dolor y la impotencia son tremendos", dijo Marcela.

¿Y qué ocurrió con Lola? La beba se recuperó satisfactoriamente del golpe, y permaneció en observación durante 10 días. La familia de Jésica concurría de manera permanente, turnándose para estar cerca de la criatura. "Esperaron hasta que dejamos un hueco, y vinieron de golpe unos policías para llevarse a la beba. Fue por orden de la fiscal también. No la vimos más. Ni una vez. Ni un minuto. Hace poco supimos que un juzgado de Familia se la entregó en custodia a una mujer que vive en Solano, supuestamente está bien, pero nos niegan el contacto. El argumento es que somos peligrosos para ella, porque sostienen que mi hija quiso matarla. El pequeño detalle es que eso no corre para los otros tres nenes, que están con nosotros. Un delirio monumental. Nos arruinaron la vida y a nadie le importa", dijo la mujer


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Cuando la violencia es institucional


La violencia institucional que padecen Jésica, su hija Lola y toda la familia se presenta de manera espeluznante: mientras la Justicia sigue castigando a las víctimas, los organismos encargados de protegerlas las ignoran. "Cuando íbamos a reclamar a la fiscalía para decirles que era un error la detención de Jésica, nadie nos atendía. Cuando íbamos al juzgado civil para preguntar por Lola, lo mismo. Nosotros no podemos pagar un abogado, tenemos que trabajar para vivir, y sostener a los nenes. Por suerte, una ex profesora de mi hija, que es abogada, nos viene ayudando con las dos causas. Queremos evitar que Jésica vaya a juicio oral, porque es injusto que pase eso. Tenemos terror, y ella también, de que la condenen. Y sobre Lola necesitamos que alguien nos escuche, no puede ser que la tenga cualquiera, lejos de su madre, de sus hermanitos y de nosotros. Ya golpeamos millones de puertas, pero no logramos nada", dijo Marcela, madre de la mujer.

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