El caso conmocionó a la población. El cuerpo de María Lourdes Arangio había aparecido envuelto en frazadas en el barrio porteño de Colegiales, en junio pasado, y desde entonces una nube de dudas se conglomeró alrededor de su muerte. Sin embargo, para el juez Damián Kirszenbaum se trata de un “homicidio agravado” y por tal razón decidió procesar con prisión preventiva” a la pareja y a otro hombre que ayudó a descartar los restos de la mujer.
Para el magistrado, existía una “relación de poder basada en la sumisión” que el principal acusado, Raúl Antonio Devías (50), alias “El Gitano”, tenía sobre la víctima por ser su proveedor de drogas.
Por eso, el titular del juzgado en lo Criminal y Correccional 26 lo procesó por el delito de homicidio doblemente agravado por haber sido cometido contra su pareja y por haber mediado violencia de género.
Respecto al segundo detenido, Gabriel Fernando Massara, un vecino que se entregó a la policía por haber sido la persona que sacó el cuerpo desde la casa de Devías hasta la calle, también quedó procesado con prisión preventiva por el “encubrimiento agravado”.
Colegiales: la muerte de la mujer se produjo por un edema pulmonar
Kirszenbaum destacó que “El Gitano” tenía con Lourdes una “relación de poder basada principalmente en su adicción a las drogas, las cuales éste le proveía cuando la acogía en su casa” y que esa circunstancia le impedía a la víctima abandonar al imputado y “salir del contexto de violencia en el cual se hallaba”.
El magistrado mencionó “violencia física y psicológica” y que incluso Devías la amenazaba “de muerte” o con que iba a secuestrar o entregar a alguna de sus hijas “a una red de trata de personas”.
Los testigos mencionaron todo tipo de maltratos físicos, incluso que Arangio fue “picaneada” y que fue abusada sexualmente mientras estaba inconsciente.
El juez señala que de acuerdo a las constancias del expediente, Devías le proveía a Arangio no sólo las drogas que ella consumía “por propia voluntad”, sino otras sustancias “sin que lo supiera”.
Respecto a Massara, en la causa hay incorporados una serie de mensajes de audio en los que el propio imputado confiesa a un allegado que él sacó el cadáver a la calle, pero que lo hizo para que Devías “no mate a más mujeres”.