Luego de que los datos de Durán Barba confirmaran lo que todos imaginaban, en el gobierno tomaron medidas clave, como el decreto que le quitó a la oposición la bala de plata en provincia de Buenos Aires. Peña dio su versión de por qué les va tan bien a los oficialismos provinciales y qué mérito le corresponde en eso al gobierno nacional.

La elección rionegrina volvió a dejar una sensación de alivio en la Casa Rosada, parecida a la de Neuquén, aunque en este caso en la previa había más tranquilidad, pues desde hacía varios días el gobierno de Alberto Weretilneck había transmitido la certeza de una victoria por más de diez puntos. El consuelo oficial, claro está, pasaba por el triunfo de otro gobernador de buen diálogo con la administración macrista, y sobre todo por la nueva derrota K, pero ambos factores apenas alcanzaban a maquillar la fea derrota de Cambiemos.

Otra vez relegada al tercer lugar una fuerza referenciada en la Rosada, y en este caso con menos de 6 puntos, no es buen auspicio para el oficialismo en este camino hacia las elecciones de agosto y octubre, que previsiblemente estará caracterizado por triunfos peronistas.

Como ocurrió también el domingo pasado en las PASO de Chubut, donde el peronismo en sus diferentes versiones cosechó más del 60% y el candidato radical apenas 14%, menos de la mitad que en 2017, cuando perdió por 5.800 votos con el gobernador Arcioni. Como ocurrirá este domingo en las PASO de Entre Ríos, donde el peronismo gobernante y el kirchnerismo van juntos y sumarán no menos de diez puntos más sobre el candidato radical, que en 2017 ganó las legislativas. Desde entonces... pasaron cosas: una prolongada corrida cambiaria, una feroz devaluación, la inflación disparada y todos los índices en rojo. Incluidos los de popularidad presidencial.

No por nada el candidato radical en Entre Ríos, Atilio Benedetti, eligió mostrarse en la semana con María Eugenia Vidal, la figura política que mejor mide en el país, tal cual hicieron semanas atrás otros radicales como la candidata a gobernadora tucumana Silvia Elías de Pérez y el cordobés Mario Negri.

Pero esa tendencia a mostrarse con Vidal y no con Macri -aunque Benedetti sí recibió la visita del Presidente la semana anterior- por ahora no se extenderá. Desde lo más alto llegó la sugerencia de morigerar esas imágenes que pueden “confundir”, cuando muchos siguen pensando en la posibilidad de un Plan V. La principal interesada en desalentar esa hipótesis es la gobernadora bonaerense, que no quiere desenfocarse de lo que ya le está trayendo un gran desvelo, su propia reelección. Atada su suerte a la del Presidente, el viernes se confirmó definitivamente que las elecciones bonaerenses serán el mismo día que las nacionales (Rodríguez Larreta también oficializó las mismas fechas en CABA), pero sobre todo se publicó el decreto presidencial eliminando las colectoras, adhiriendo la provincia el mismo día.

En este mismo espacio anticipamos el 24 de marzo pasado la posibilidad de que el peronismo decidiera compartir un único candidato a gobernador, algo que las reglas vigentes avalaban y que sería poco menos que lapidario para la suerte de María Eugenia Vidal. Ya bastante cuesta arriba la tiene la gobernadora con las cosas como están ahora, para tener que lidiar además con un peronismo unificado. Ya entonces habíamos referido la inquietud reinante en La Plata y ese planteo llegó a Buenos Aires a modo de sugerencia para que por la vía del decreto cortaran por lo sano la estrategia que se cocinaba en silencio.

Trascendió que la sugerencia no encontró rápido eco en las autoridades nacionales y la propia Vidal debió ponerse firme para apurar el decreto solicitado. El peronismo bonaerense ya adelantó que irá a la Justicia a pedir su inconstitucionalidad, pero difícilmente eso prospere. El decreto de Macri no cambia una ley, sino otro decreto. Habrá críticas, pero será un caso cerrado.

El que vuelve a ser desairado es Sergio Massa, desde cuya fuerza había surgido en su momento el pedido para desdoblar las elecciones. El líder del Frente Renovador buscaba evitar que los intendentes que le quedan se encolumnaran detrás de Cristina Fernández, cosa que el propio intendente de Tigre le adelantó estar dispuesto a hacer. Sin desdoblamiento, una unificación de listas a partir de la parte “provincial” de la boleta era el remedio justo. No se descarta ahora que Massa pueda no competir, guardándose para el próximo turno.

Una posibilidad a la que podría apelar ante la certeza de que Cristina Kirchner y Mauricio Macri estén en las grillas, según ha circulado.

En La Plata dicen que ya no quieren hablar de eso, pero por lo bajo siguen considerando “un error” no haber desdoblado. “Hubiera sido muy bueno para el Presidente ofrendarle una resonante victoria en la previa de las presidenciales”, señaló a este medio un colaborador de Vidal. Por el contrario, es probable que en el camino hasta las PASO se registren 14 victorias peronistas, contra solo dos de Cambiemos, el 9 de junio en Jujuy y Mendoza.

El gobierno nacional naturaliza esos resultados provinciales argumentando que es natural que los oficialismos se impongan, y en silencio hace votos porque eso suceda también a nivel nacional. Pero para darle sustento a ese concepto, el jefe de Gabinete dedicó un largo rato de su inusualmente prolongada exposición inicial ante la Cámara baja, en su primera presentación del año allí, a detallar todo lo que el gobierno nacional hizo estos tres años en cada distrito del país. Comenzando por el hecho de que al asumir la gestión Cambiemos, 10 provincias no podían pagar sueldos y aguinaldos, y hoy en cambio 20 de las 24 están en situación de equilibrio financiero.

Grandilocuente, el jefe de Gabinete afirmó el miércoles que “éste es uno de los gobiernos más federales en la historia de nuestro país, no desde la dialéctica, sino desde los hechos”, e inmediatamente agregó que el gobierno nacional avanzó en “el plan de inversión en infraestructura más ambicioso y transparente de nuestra historia”, tras lo cual detalló, provincia por provincia, cada obra realizada en las mismas.

Es objetivo de Cambiemos hacer eje durante esta campaña en las obras. A falta de resultados económicos, ese elemento será el que deba contrarrestar la aseveración opositora de que el gobierno de Macri fracasó en todos los niveles.

Los diputados kirchneristas siempre dan la nota frente al jefe de Gabinete, que disfruta de manera especial sus visitas a esa Cámara, a diferencia del Senado, donde todos guardan las formas, hasta los kirchneristas, y la expresidenta no asiste a sus informes, cuestión de evitar esa confrontación directa. Y esta vez la bancada que conduce Agustín Rossi lo esperaba con carteles pegados en sus bancas con el hashtag #BastaDeMentir, que también trataron de imponer en las redes sociales.

Fue el pie que necesitaba Peña para reflotar su versión confrontativa -la que se había apagado a partir de la corrida cambiaria-, aquella que tuvo su punto máximo de efectividad cuando les lanzó a los K la sentencia “¡Háganse cargo!”. Esta vez también alzó la voz, y volvió a confrontar con “el pasado” al pedir debatir 2punto por punto”, pero reclamó primero discutir los instrumentos de navegación, “que estaban destruidos, no por desidia sino por decisión”.

‘El basta de mentir vale para todos’, enfatizó en otro pasaje un Peña combativo que en medio de gritos reconoció que el gobierno se equivocó al decir que “era fácil” derrotar a la inflación. “¿En qué se equivocaron ustedes?”, desafió.

Hasta llegó a nombrar a Sergio Massa, cuya fuerza había presentado la semana anterior 10 propuestas, dijo. “¡Bienvenido que se empiece a hablar de propuestas!”, celebró Peña, pero a continuación aclaró el costo fiscal de las mismas: “780.900 millones de pesos proponen de gasto nuevo, es decir, el 3,9% del PBI”.

Por algo es el jefe de campaña de Cambiemos y los últimos días corroboró, encuestas de Durán Barba en mano, que la tienen muy difícil. Por eso la atención especial a los socios radicales, diálogo del que saldrán los anuncios que hará Macri el miércoles. Primero, contener la propia tropa; después ir por los votos perdidos.

Pero sobre el final de una sesión que se extendió más de ocho horas, la nota la terminó dando el jefe del bloque oficialista. Ya no estaba Mario Negri, que se fue antes porque perdía el vuelo a Córdoba, donde está en plena campaña, y entonces el discurso de cierre lo dio el titular del bloque PRO, Nicolás Massot. Hombre del riñón de Emilio Monzó y por lo tanto crítico de Marcos Peña, sorprendió con un discurso que encerraba un fuerte reproche al camino decidido por la Rosada en el relacionamiento con la oposición.

Massot le dijo a Peña que “si nos toca un segundo mandato, vamos a tener que reeditar el clima de 2016” en materia de consensos, una búsqueda que ha sido abandonada por el gobierno. “Esta casa no puede funcionar en minoría: necesita mayoría hasta para iniciar una sesión. Y las mayorías las tenemos que construir nosotros”, agregó, para sentenciar luego: “No tener mayoría es no tener gobierno; y no me refiero a no tenerla en la urna, sino a no lograrla en el Congreso”. Peña lo escuchaba con atención. Deberían contener también a ese sector.

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