Política
Un panorama por la apertura de sesiones ordinarias en el Parlamento, que, como todos los años, contó con la presencia del Presidente de la Nación en el recinto.
Un vallado impresionante en el corredor que va de Casa Rosada al Congreso impidió que hubiera manifestaciones pero también que se acercaran seguidores del gobierno. De hecho, resultó irrisoria la imagen de Mauricio Macri saludando hacia un sector de la plaza de los Dos Congresos -que con el paso de los minutos se viralizó- que estaba vacío.
Poco después de las 10 costó organizar la asamblea legislativa por eso se escuchó un epíteto de Gabriela Michetti que, en un inusual pedido al titular de Diputados Emilio Monzó, dijo “Ayudame, boludo, no me dan pelota” para sentarse y comenzar la sesión. Pero más allá de las charlas previas y las caminatas de los legisladores por el recinto, una vez que tomó uso de la palabra el jefe de estado todo se ordenó.
Sí se vio a muchos diputados enfundados en pañuelos verdes como una muestra a favor de la legalización del aborto.
El celoso operativo de seguridad provocó algunos tumultos: así poco después de las 10 se lo vio al diputado Axel Kicillof (UC) peleándose con un custodio en el vallado de Rivadavia y Combate de los Pozos ya que se le impedía el paso a un asesor. Hubo gritos y una reacción airada del tipo “no me pongas el codo encima”. El colaborador del ex ministro de Economía no estaba inscripto en el listado y tuvo que ver la ceremonia por la pantalla del despacho.
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Dentro del palacio legislativo, con todo, no se vivieron las tensiones de las ediciones anteriores ni tampoco griteríos desde los palcos. De hecho, no hubo interrupciones al discurso de Macri. Los diputados del Frente de Izquierda levantaron sus pancartas, con leyendas a favor de la despenalización del aborto y en contra del modelo, una vez que terminó su alocución.
A la salida se lo vio bastante crítico a Eduardo Duhalde, el único ex presidente invitado que estuvo en el recinto, que tildó a Macri de no ser un hombre de “diálogo”. Mientras hacía estas declaraciones sobre la avenida Rivadavia, tuvo que escuchar los insultos de un hombre que se apersonó en el lugar y descargó toda su furia contra el lomense.
La desconcentración del Gabinete se vio demorada por la irrupción de la prensa. La mayoría se subió a una combi blanca -el último en ingresar fue Rogelio Frigerio- y la salida era coordinada por Fernando de Andreis, el secretario de general de la Presidencia, que dio aviso para que el rodado partiera rumbo a Casa Rosada.
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