Horacio Rodríguez Larreta encabezó este jueves la presentación del nuevo Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat emplazado donde antes estaba el Elefante Blanco, en Villa Lugano. En su discurso, el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires destacó la importancia del trabajo en equipo y remarcó que el viejo edificio era un símbolo de “desidia” y “ausencia del Estado”.
“Este es un sueño que se hace realidad. Este edificio era el símbolo de la desidia, del fracaso de lo que no teníamos que ser”, remarcó en el acto de presentación, en el que fue acompañado por su vice, Diego Santilli y la Ministra de Desarrollo Social de la Nación, Carolina Stanley.
“Trabajando en equipo el sueño se hace realidad. Esto es un ejemplo de que se puede. Parecía imposible, pero se puede. Se puede hacer esto y mucho más si trabajamos juntos”, destacó.
Por su parte, Stanley subrayó que “el Elefante Blanco era un edificio abandonado que ocultaba detrás una realidad que no te dejaban ver. Lo transformamos en el Estado presente en el barrio”.
Cabe destacar que el nuevo Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat es un edificio inteligente de tres pisos y 17.700 metros cuadrados, el cual también cuenta con un parque con cancha de fútbol y juegos.
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La nueva sede de su cartera albergará 1.300 trabajadores, que comenzaron a ser mudados hace unas semanas.
El nuevo edificio, ubicado en Piedrabuena al 3200, es “inteligente y sustentable” y contará con una sede del Banco Ciudad y un museo del Elefante Blanco.
En la zona donde se ubicaba el edificio del Elefante Blanco se construyó un gran parque con zonas de descanso, fuentes de agua, paseos peatonales, una cancha de fútbol, un anfiteatro, juegos y aparatos para hacer ejercicio.
Como espacio de memoria colectiva, en la zona habrá un área verde que emulará la silueta del viejo edificio del Elefante Blanco, utilizando especies arbóreas nativas como jacarandás, ceibos y acacias.
El Elefante Blanco, un edificio con una superficie total de 63.600 metros cuadrados distribuidos en 14 pisos, comenzó a construirse a fines de la década del 30.
Su destino era ser el hospital más grande de Latinoamérica y, tras un tiempo de paralización, en 1948 la obra se retomó pero siete años más tarde el proyecto se canceló definitivamente y quedó abandonado durante décadas.
El costo del nuevo edificio fue de 500 millones de pesos, mientras la demolición costó otros 130 millones de la misma moneda.
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