El destacado consultor político analiza el resultado de las elecciones legislativas de la Ciudad de Buenos Aires y el desempeño de las principales fuerzas políticas porteñas.
Se quebró la hegemonía del PRO después de 20 años, y quizá sea el principio de un final, al menos como protagonista a nivel nacional. Muchos errores políticos, desgajamientos y desgaste de gestión, lo redujeron a un tercio de lo que fue en la legislativa de medio término de 2021. La caída en la participación lo perjudica, ya que históricamente su público es más independiente y menos politizado, perfil que se está absteniendo mucho más que el resto del universo en lo que va del año, sobre todo cuando la cosa no parece dramática.
Santoro hizo una elección razonable, pero apenas un par de puntos de lo que obtuvo el peronismo porteño hace 4 años, y por debajo de los 32 puntos que cosechó en 2023 con Massa a la cabeza. Definitivamente, la ciudad no podía tolerar un triunfo peronista, con lo cual la dinámica estructural del electorado local iba a entronizar a alguna opción no justicialista.
LLA jugó a fondo con convertir a la elección en un plebiscito sobre Milei y lo logró en parte, ya que la gran mayoría de las campañas buscaron municipalizar el debate, evitando nacionalizar. Si se compara su desempeño con el de 4 años atrás, estuvo cerca de duplicar su caudal, y respecto a 2023, creció 10 puntos.
Claro, todo en el marco de la baja participación. Su marca es la más fuerte del mercado, junto con la del peronismo, sin duda. Su núcleo duro no es mayoritario, pero es fuerte. En los últimos días hizo una gran apuesta electoralista con anuncios del gobierno nacional que caen simpáticos a la clase me dia y media alta: baja de impuestos y reforma migratoria, entre otras cosas, además de una inflación que va a la baja.
Larreta salvó la ropa y se dio el gusto de golpear a los Macri. No es mucho, pero aún tiene una bala en la recámara. Diferente es la situación de Marra, quien apostó a un tema sensible -los trapitos- pero su intento de ser una LLA bis no sirvió.
La idea de “la fisura” no caló en ningún momento. Señal de que siempre ganan los originales frente a las copias. Respecto al resto de las opciones aparecen varios fracasos notorios. Entre ellos el de la Coalición Cívica y el del radicalismo.
Un detalle importante es que las cuestiones institucionales no cuentan en una Argentina que aun está tratando de salir de la crisis. Todo el ruido de Ficha Limpia no hizo mella en el oficialismo nacional. Lospennato no lo pudo aprovechar: hacerse la víctima no rinde en una cultura política donde predominan los corajudos. Por lo tanto, la clave sigue siendo pragmática: importan los resultados sobre lo verdaderamente importante.
Que la LLA haya superado al PRO en el arco del centro derecha, no debe hacer pensar que la lucha es ideológica. Si los indicadores económicos se deterioran, el rendimiento será otro.
Este fue el primer gran test político para el gobierno, quien de este modo se negará a una alianza formal con el PRO, el cual sufrirá un desgranamiento de dirigentes aun mayor al que ya se está experimentando. Por supuesto, esto llevará a que los gobernadores Frigerio y Torres aceiten sus relaciones con la Casa Rosada para negociar acuerdos de cara a octubre.
Aun cuando el gobierno de Milei viene sufriendo un cierto desgaste en los últimos cinco meses, lo cierto es que tendería a ser la primera minoría en la elección de medio término. Como reflexionan sus estrategas, en la fragmentación electoral lo importante es consolidar minorías nítidas, obviamente mayores al resto. Esta es una de las claves de la política contemporánea.
Carlos Fara, consultor político.
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