Entre el descalabro económico y el malhumor social: así se gestó la apertura del aislamiento en medio del crecimiento de contagiados por coronavirus

Finalmente el gobierno entendió que tenía que mostrar un plan de salida a la cuarentena no sólo por el temor a un mayor descalabro económico sino también para atender la angustia -que antes había minimizado- y el malhumor social de gran parte de la sociedad. Y lo hizo llamando al compromiso individual y social ante la pandemia, considerando que una mayor apertura traerá una más circulación de covid, y poniendo como ejemplo lo ocurrido en provincias, como Jujuy, que llevaban más de tres meses sin casos y hoy enfrentan un brote epidémico a causa del desapaego a las medidas preventivas.

La relajación del aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO) en forma escalonada que anunció ayer el presidente Alberto Fernández, nuevamente ladeado por Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta, pero acompañado virtualmente por los gobernadores Arabela Carreras (Río Negro), Gerardo Morales (Jujuy) y Jorge Capitanich (Chaco), distritos en los que hay fuerte circulación viral, llega en momentos en que las cifras de contagios y muertos en el AMBA, la regíón más crítica del país, continúan en franco ascenso. Ayer mismo hubo un récord de test confirmados de coronavirus con un total país de 4518 (3001 en Provincia y 1081 en Ciudad) y 66 muertes informadas en las últimas 24 horas.

Pero hubo otros factores que primaron en la decisión de mostrar un plan de salida y apelar a la responsabilidad individual para mantener las medidas de aislamiento social y el uso de tapabocas y el respeto a la distancia de casi 2 metros al salir a la calle. Lo económico, está claro, pero también el cansancio social: aunque los funcionarios expresaron conformismo con el cumplimiento de la cuarentena estricta finalizada ayer, puertas adentro admitieron que la gente no tomó la misma actitud que había adoptado el 20 de marzo cuando se inició el ASPO. Hubo coincidencia en que resulta cada vez más difícil el cumplimiento del confinamiento por parte de la población del área metropolitana.

Y, por primera vez desde que encabeza los anuncios sobre el ASPO, el presidente dijo que hay que ir avanzando hacia medidas que nos lleven a la denominada nueva normalidad. “Entre el 18 de julio y el 2 de agosto vamos a tratar de ir volviendo a la vida habitual en forma escalonada”, sentenció.

Larreta, en tanto, repitió el esquema con su plan de 6 etapas para ir desenredando la telaraña de controles e incluso deslizó que la sociedad deberá acostumbrarse a convivir con el virus. Con los controles y las medidas de prevención, claro.

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Tal vez el más duro en su discurso siguió siendo el gobernador Kicillof, incluso diciendo que el "coronavirus mata" cuando la tasa de letalidad viene bajando producto del mayor rastreo de infectados, y hoy se ubica por debajo del 2%. Es cierto que su Provincia es el distrito más afectado en este momento por la pandemia y el Gran Buenos Aires puede producir un foco en cualquier momento si se relajaran las medidas de aislamiento.

Por eso en La Plata ya desde el jueves hablaban de una nueva etapa de "cuarentena intermitente", es decir, un esquema con una evaluación semanal de la aceleración de los contagios en los distritos del Conurbano. En el interior bonaerense, se sabe, la mayoría de los distritos conviven con las Fases 4 y 5 que permiten el desarrollo de las actividades habituales y reuniones sociales de hasta 10 personas con distanciamiento.

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La vuelta a la Fase 3 en el GBA va a permitir una paulatino regreso de actividades profesionales, como abogados y arquitectos, y hasta peluqueros. En la Ciudad ocurrirá una mayor apertura comercial, volverán a correr los "runners" de la discordia y se ampliarán los días de las salidas recreativas de chicos, que más allá de la General Paz sólo se "permiten" -la realidad en algunos municipios es más flexible- para realizar compras junto a los mayores. También regresarán los profesionales independientes y las tiendas de estética.

Con todo, la decisión de flexibilizar en un contexto complejo fue acompañada por la necesidad que la sociedad tampoco se relaje. Más allá de la apelación al compromiso individual, el presidente Fernández sostuvo que el problema del covid aún está lejos de resolverse. “Si hay que volver atrás, volveremos atrás. Y si hay que ajustar, ajustaremos”, enfatizó, para que no queden dudas. El cambio de tono en su discurso no dio lugar tampoco a confusiones: en 15 días el gobierno junto a los expertos evaluará la situación epidemiológica de cada región. Y reiteró que cada apertura de acá en más requerirá la autorización de Jefatura de Gabinete.

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Empero, el camino de salida que ayer señaló el jefe de estado sin dudas también constituye un mensaje para la sociedad. Y desde hoy el equipo de gobierno planificará una serie de anuncios "económicos y de producción" para la semana próxima que muestren que está en marcha el plan de la postpandemia. Para reforzar este concepto.

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