El expresidente de la Nación enumera un listado breve de los cambios en el sistema productivo que introdujo el fundador del Partido Justicialista

Si se estudia desapasionadamente la historia argentina de los últimos setenta años, la figura de Juan Domingo Perón brilla indiscutiblemente con luz propia

En el recuerdo de quienes vivieron sus dos primeras presidencias, en el de quienes lo conocieron a su regreso del exilio, en los años setenta y en el de los más jóvenes, que lo han estudiado como una figura histórica, su imagen está permanentemente ligada a la conquista de derechos y de mejoras sociales para los más desposeídos.

Por los principios sociales/que Perón ha establecido/ el pueblo entero está unido/y grita de corazón/Viva Perón, viva Perón” dice la letra de la Marcha Peronista.

Y en verdad, durante sus dos períodos presidenciales (el segundo interrumpido en 1955 por el golpe militar llamado “Revolución Libertadora”) las clases populares argentinas vivieron una verdadera avalancha de cambios positivos en todos los terrenos. Baste recordar el voto femenino, la consolidación del derecho de agremiación, los avances en la legislación laboral, el aumento del poder adquisitivo de los trabajadores y las mejoras en la salud pública, entre muchísimos otros logros de esos años.

Eso es lo que la gente recuerda de las presidencias de Perón y está bien que así sea, porque fueron mejoras palpables que estaban a la vista de todos y que todos podían disfrutar.

Sin embargo, resulta curioso que la mayoría de los políticos se conformen con esa visión del Perón que impone la justicia distributiva si reparar en la otra gran faceta de su gobierno: su clara visión de que solamente se puede distribuir lo que se produce.

Esa es, desde mi punto de vista, la gran enseñanza que nos dejó a los argentinos y la que menos hemos sabido aprovechar.

“Cuando yo le digo al chacarero que produzca más trigo, es porque él va a sacar un mayor precio, nosotros vamos a obtener una mayor riqueza del comercio internacional, obtendremos mayor número de divisas y con eso compraremos cosas para satisfacer más las necesidades del pueblo, para que cada día vivamos de una manera más feliz” sintetizó en un discurso.

¡Y vaya si Perón puso el país a producir!

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Un listado breve, que apenas sirve para ilustrar lo que afirmamos, sin pretender enumerar más que un mínimo porcentaje de los cambios en el sistema productivo que introdujo Perón incluiría:

• Se invirtió fuertemente en la agricultura, especialmente en la siembra de trigo.

• Se modernizó el sector agropecuario, a partir del desarrollo de la industria siderúrgica y petroquímica.

• Se impulsó la tecnificación y la provisión de fertilizantes, plaguicidas y maquinarias, de forma que se incrementó la producción y eficiencia agropecuaria.

• Se consolidó la siderurgia y la generación de energía eléctrica en San Nicolás y en Jujuy.

• Se inició el desarrollo de energía nuclear con la creación de la Comisión Nacional de Energía Atómica.

• Se impulsó la producción aeronáutica a través de la Fábrica Argentina de Aviones;

• Se favoreció la expansión de la industria metalmecánica, de la industria textil y derivados (confección, accesorios, textiles industriales), de la industria automotriz, de la industria naviera (Flota Mercante del Estado).

Y la lista podría llenar páginas y páginas.

Por supuesto, no fue fácil, hubo inconvenientes, errores y frustraciones.

Pero en lo macro, el círculo virtuoso de producción, trabajo y consumo funcionó.

Creo que hoy, que tanto nos cuesta a los argentinos imaginar un futuro de crecimiento y desarrollo, es necesario que los dirigentes pongamos todo nuestro esfuerzo en diseñar políticas productivas, que saquen el mejor partido de las enormes posibilidades que tiene nuestro territorio.

Por supuesto que esta Argentina y este mundo de hoy no es el de hace setenta años.

Por supuesto que habrá inconvenientes, errores y frustraciones.

Por supuesto que no será fácil.

Pero desde mi punto de vista, no hay otro camino, como dijo Perón, que “producir más para vivir mejor”. Solo así saldremos adelante.

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