El Cali, quien saliera campeón de la Copa Sudamericana en 2013, siendo una de las figuras del equipo que conducía Guillermo Barros Schellotto, regresa a un Granate que tiene otros objetivos.
Lo querían en Vélez, en México, hay quienes dicen que hasta podría haber tenido una chance en Boca, pero Carlos Cali Izquierdoz volvió al lugar donde todo comenzó y es nuevo jugador de Lanús. El central llega libre desde Sporting de Gijón de España y podría ser acompañado por el retorno de Eduardo Salvio, quien por estas horas negocia su posible arribo a Cabrero y Guidi.
Este es un Lanús distinto al que dejó el defensor, pero sigue siendo su casa, como él mismo lo dice en el video que el club publicó para anunciar su arribo. El Granate que es quiere ser el Granate que fue y, sentido de pertenencia mediante, se está construyendo a base de jugadores que dejaron algo en el club.
Izquierdoz llega para resolver los problemas en el fondo de la cancha, sin dudas una de las cuentas pendientes para un Ricardo Zielinski que tiene el equipo ordenado adelante, prolijo en el medio, pero con desacoples en el fondo.
A sus 35 años, Cali llega a la Fortaleza para colabora en la conducción del grupo junto a Lautaro Acosta (36), y podría completar el terceto Salvio (33). En todos los casos, como en la vuelta de Marcelino Moreno, el armado del plantel incluyó la identidad del jugador y el recuerdo que dejó en el club. Porque si bien es cierto que el defensor debutó oficialmente en Atlanta, en Primera B, el rionegrino es producto de las fructíferas divisiones inferiores del Grana.
En Lanús jugó 126 partidos desde 2010 a 2014, convirtió 9 goles, dio dos asistencias y cerró su primer ciclo con la recordada Sudamericana que abrió la vitrina de logros internacionales para el conjunto del Sur del Gran Buenos Aires.