El poder de gol de Alario fue demasiado para el Decano

En los primeros minutos del compromiso se vio un Quilmes agresivo, presionando a los jugadores de River a la hora de recuperar la pelota y con buena dinámica para explotar las bandas de un local que además de vulnerable por esos sectores de la defensa, se vio sorprendido ante la propuesta del Decano.

Pese a ello, faltó conectar la última estocada como para abrir el marcador, situación que le permitió al Millonario ir acomodándose mejor en el terreno de juego y hacer dueño de la pelota, aunque sin tener la pericia necesaria como para llevarle un poco de trabajo al arquero César Rigamonti.

En un primer tiempo con más amagues que otra cosa, el cero a cero como resultado parcial le quedó bien al partido.

El poder de fuego de Alario

Obligado por la localía, River salió con mayor determinación a jugar el complemento ante un Quilmes que se replegó.

Lo tuvo el elenco de Gallardo por intermedio de Sebastián Driussi, a los siete minutos, pero Rigamonti le puso el pecho a las balas. En el rebote, el remate de Lucas Alario se fue besando el palo derecho del Uno.

No tardó Quilmes en tener la suya. Fue con Federico Andrada que no pudo cumplir con la Ley del ex y perdió en el mano a mano con Agusto Batalla.

Una mala salida desde el fondo, derivó a los 17 minutos en la apertura del marcador para River a través de Alario. A partir de allí, todo se hizo cuesta arriba para el Decano.

Por si fuera poco, a los 42, y con el manual del contraataque en la mano, el centrodelantero anotó el segundo de su cuenta personal, para decretar cifras definitivas en Núñez.