En los últimos tiempos proliferan las profanaciones de tumbas y los robos de placas, floreros y adornos. Incluso, grupos de jóvenes alcoholizados se acercan al lugar y destrozan todo lo que encuentran.
Debido a la falta de seguridad en el Cementerio Municipal de Quilmes, se multiplican las denuncias por la profanación de tumbas con diferentes modalidades, que van desde el robo de placas, santuarios, flores y adornos hasta ataques vandálicos.
Al respecto, familiares de difuntos quilmeños sospechan que una buena parte de los materiales robados son nuevamente puestos a la venta a menor valor, ya que a varios damnificados les han ofrecido comprar los objetos a un costo inferior al que se consigue en los comercios. El problema es que los adornos y materiales que se comercializan para decorar las tumbas son idénticos en su mayoría, por lo que nadie se atreve a reclamar formalmente cuando le roban.
El Quilmeño recorrió el Cementerio -ubicado en La Guarda y Avenida Mitre, Ezpeleta- junto a los padres de Boris Hartivig, el menor atropellado y asesinado el pasado 16 de marzo en Quilmes Oeste, cuyo caso cobró gran transcendencia porque el asesino al volante denunció que había arrollado a un perro.
"Desde mi casa traigo los frascos de café y pongo las flores ahí, porque los floreros lindos que le puse a Boritho se los llevaron todos", contó Griselda Segura, madre del joven. "A esa tumba de allá le robaron la puerta del santuario", señaló oracio Hartivig, papá de la víctima.
En este sentido, el padre de Boris reconoció que en el interior de la necrópolis municipal le ofrecieron una urna por menos de la mitad de lo que salía nueva. "Esto pasa todo el tiempo. Me sucedió a mi y noté como a otras familias se les acercan cuando están de visita. Yo los veo cuando se quejan porque les robaron y a los cinco minutos ya tienen a alguien que les quiere reponer eso mismo por unos pocos pesos. Es una mafia organizada, te venden todo para armar las tumbas", enfatizó el hombre.
No dan abasto
Las pocas mujeres que se encargan de la seguridad del Cementerio de Quilmes no dan abasto. "Cuando vengo a la mañana hay bandas de pibes que vienen del baile borrachos, que se divierten rompiendo las tumbas. El personal que vigila ni se mete, entra cualquiera y no pueden hacer nada", se quejó Horacio.
Boris Hartivig, de 15 años, fue atropellado en la esquina de Avenida Mosconi y Triunvirato hace poco más de cuatro meses. El responsable de su muerte, un mecánico oriundo de Florencio Varela, se encuentra detenido y le han negado por tercera vez el pedido de excarcelación.
El automovilista, que fue detenido tres días después en un domicilio de Longchamps, escapó del lugar y al devolver el auto, le dijo al dueño que había atropellado a un perro de grandes dimensiones.