Un parto tempranero obliga a profundizar las atenciones a fin de colaborar de la mejor manera en el crecimiento del bebé. La atención de los padres y la compañía y el acercamiento de la madre favorecerán notablemente su desarrollo a futuro. La importancia de una buena comunicación con médicos y especialistas.

Cada año nacen en el mundo alrededor de 15 millones de niños de manera prematura, es decir, más de uno por cada 10 nacimiento. Pese a que la prematurez es considerada la primera causa de mortalidad en niños menos de 5 años a nivel mundial a nivel mundial, los bebés nacidos en estas condiciones pueden desarrollarse saludablemente y disminuir los riesgos asociados a un parto temprano si reciben la atención sanitaria necesaria al momento de llegar al mundo y también durante el período postnatal.

Se llama “prematuro” al niño que llega al mundo de manera temprana, es decir, antes de haber cumplido las 37 semanas de gestación. Por este motivo, se trata mayoritariamente de niños que necesitan cuidados especiales para garantizar su crecimiento de manera saludable y disminuir o evitar lesiones que afecten su salud y calidad de vida.

Algunas de las complicaciones que puede presentar un bebé nacido antes de lo previsto tienen que ver con su desarrollo cognitivo, neurológico y motor, al igual que problemas en la visión o en el sistema auditivo.

Marcos Bentos, Presidente de la Asociación Civil Red de Familias Prematuras, afirma que “el rol de la familia resulta clave para el cuidado y sostén afectivo de los bebés prematuros, siendo fundamental para que se recupere más rápido y se acorten los días de internación. Es importante poder permanecer en la sala donde el bebé esté internado y así tener la posibilidad observar y conocer profundamente a su bebé. Esto puede ayudarlos a ser buenos monitores auxiliares de enfermería, ya que podrían reconocer mejor su llanto, detectar cambios en su color o su respiración”.

A fin de evitar que tengan este tipo de complicaciones o para minimizar las secuelas, los recién nacidos deben permanecer un tiempo en el servicio de neonatología para recibir cuidados especiales. Además, una vez que reciban el alta médica, deberán realizarse controles rigurosos a medida que vayan creciendo.

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Tanto los médicos como el equipo de enfermería deben informar a los padres en forma personalizada todo lo relacionado con el estado del niño, los tratamientos que recibe, sus progresos y dificultades. Para que puedan acompañar mejor a su hijo prematuro, la información debe ser brindada en forma amplia y generosa, en un idioma claro y comprensible, brindando el tiempo necesario para aclarar las dudas, permitiendo que la familia reflexione y exprese sus propias emociones.

Por su parte, la Licenciada Fernanda Retes, directora de la Red de Enfermería por la Prevención, asegura que “se debe tratar de involucrar a los padres lo antes posible en los cuidados que el bebé necesita, en la medida en que ellos quieran y puedan hacerlo. Esto es importante para fomentar el apego ya que, muchas veces, las hospitalizaciones prolongadas constituyen un obstáculo para el vínculo. La educación a los padres es una intervención que Enfermería debe realizar y priorizar para garantizar el derecho a la información y a la participación de la familia”.

Agrega además: “En general, el temor, la inseguridad y la incertidumbre suelen influir en la forma en que ellos se desenvuelven cuando tienen que estar en contacto con sus niños para brindar algún tipo de cuidado o tenerlo en contacto piel a piel. Además, es importante prepararlos para el cuidado en sus hogares”.

En la Argentina, alrededor del 8% de los nacimientos es de bebés prematuros. Se considera que un embarazo llega a término si se completan entre 37 y 41 semanas de gestación. Un bebé que nace antes de ese lapso es prematuro en diferente medida: tardío si completa al menos 34 semanas, moderado si nace entre la semana 28 y 34 y extremo si el embarazo no llegó a la semana 28 o si el bebé pesa menos de un kilo. Del total de prematuros sólo el 1,2% pesa menos de 1,5 kilo, de acuerdo a datos que proporciona la médica neonatóloga Regina Valverde sobre las estadísticas del país.

Aunque según explica la especialista, “la problemática es muy distinta en cada uno de los casos”, en todos sin excepción es vital acompañar al bebé. “Es él quien está luchando”, subraya. Agrega que hay varias causas de prematurez, muchas de ellas aún desconocidas. Entre las que sí se conocen están la hipertensión, diabetes y los embarazos múltiples.

Cuidados especiales y amor de familia son claves para estimular la plasticidad cerebral de los bebés prematuros. Según la médica neonatóloga Regina Valverde, gracias a esta flexibilidad “si bien pasan por momentos desafiantes, los niños prematuros tienen capacidades que con estimulación temprana y seguimiento se pueden mejorar y explotar al máximo en su capacidad”. En esto, los padres tienen un rol fundamental. Chiquitos y frágiles, los bebés que nacen de parto prematuro son pequeños luchadores que necesitan no sólo cuidados médicos, sino que el contacto, el cariño, el entendimiento y la compañía de mamás y papás es un factor clave para que puedan desarrollarse.

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