La empatía es una respuesta afectiva hacia otras personas, que puede (o no) requerir la posibilidad de compartir su estado emocional.

Los seres humanos, cuando interactuamos, primero reconocemos que quien está enfrente es otra persona, distinta de uno mismo y con un estado psicológico interno diferente, que acciona con base en sus propias metas y que dichas metas y creencias pueden diferir de nuestras propias perspectivas acerca del mundo.

A partir de allí, debemos intuir las motivaciones internas, los sentimientos y las creencias que hay detrás de su conducta. Una vez comprendido esto, debemos ser capaces de comparar la perspectiva propia con la ajena.

Finalmente, uno debe tener en cuenta cómo es que nuestra conducta incide sobre la de la otra persona, tanto para actuar de una manera socialmente apropiada como para intentar persuadir o influenciar el estado mental del otro.

Un componente central en todo este proceso es la empatía. Se trata de una respuesta afectiva hacia otras personas, que puede (o no) requerir la posibilidad de compartir su estado emocional. Implica además la capacidad cognitiva de comprender el de otros y regular nuestra propia respuesta emocional.

El psicólogo Simon Baron Cohen, de la Universidad de Cambridge, propone que la empatía ocurre cuando somos capaces de suspender nuestro foco atencional único, o sea, nuestra propia mente, para adoptar un foco atencional doble teniendo en cuenta la mente de la otra persona al mismo tiempo que la nuestra.

Cuando pensamos solamente en nuestra propia mente, la empatía desaparece; cuando nos focalizamos en la mente e intereses del otro juntamente con la nuestra, la empatía se enciende.

Para que el proceso de la empatía se complete, es necesario, además de identificar lo que la otra persona siente o piensa, dar una respuesta acorde a sus pensamientos y sentimientos con una emoción apropiada. Esto sugiere que existirían dos etapas: reconocer y responder. Ambas serían necesarias, ya que reconocer sin reaccionar no es suficiente.

La empatía es la cualidad que puede ayudarnos a cambiar el mundo, tanto el pequeño contexto cotidiano como el destino de una sociedad. Si los seres humanos somos capaces de sentir el dolor ajeno y responder ante ello, si podemos conmovernos por los demás, podemos contenernos unos a otros y ayudarnos a lograr un bienestar común.

Si hay personas que se caracterizan por su empatía y preocupación por los demás son los médicos rurales. Acuden, sin descanso ni reparos, a atender a quienes más los necesitan. Los doctores Esteban Laureano Maradona y René Favaloro fueron ejemplos de la atención y el cuidado por el otro.

A ellos, al doctor Pedro Manes, mi padre, y a todos los médicos y las médicas rurales mi profunda admiración y homenaje en su día.

Facundo Manes es neurólogo y neurocientífico. Presidente de la Fundación INECO y rector de la Universidad Favaloro.

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