La espirometría permite medir tanto la cantidad de aire que podemos inspirar y exhalar de los pulmones (capacidad vital) como también la velocidad con la que el aire se mueve a lo largo de los bronquios (velocidad del flujo aéreo). Conocida y empleada en medicina respiratoria desde hace un siglo y realizada inicialmente con equipos mecánicos, hoy en día la espirometría se efectúa con aparatos electrónicos muy sensibles y precisos que permiten una lectura e interpretación inmediata de los resultados obtenidos, explica el doctor Juan José Rodríguez Moncalvo, neumonólogo (M.N. 61755).
Para su realización, fundamentalmente, el paciente debe estar sentado, con un clip colocado sobre las alas de la nariz para sellar el movimiento del aire por los orificios nasales, mientras respira con su boca a través de una boquilla adosada a un pequeño dispositivo que mide la velocidad del flujo aéreo.
A continuación se le pide al paciente que llene sus pulmones de aire al máximo posible y luego sople a través del sensor expulsando la mayor cantidad de aire, en el menor tiempo posible y hasta que sienta que sus pulmones se han vaciado por completo. Esta maniobra suele repetirse varias veces (no menos de tres veces para obtener valores aceptables y repetibles).
Cuestión de tiempoEl tiempo total de la realización de la prueba oscila entre 15 y 30 minutos dependiendo de si se evalúa o no la respuesta aguda a medicamentos, como los fármacos que aumentan el calibre de los bronquios o broncodilatadores inhalados que son comúnmente empleados para tratar el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) vinculada al hábito de fumar.
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La realización de la espirometría es de gran importancia para el diagnóstico y seguimiento de pacientes con enfermedades respiratorias muy frecuentes como el asma y la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) así como también para evaluar el riesgo de procedimientos quirúrgicos. En la actualidad, muchas personas no saben que poseen alguna de estas patologías porque nunca han efectuado una espirometría.
Además, permite conocer en pocos minutos y con gran exactitud el estado de salud funcional del aparato respiratorio, permitiendo prevenir, diagnosticar, evaluar el tratamiento y controlar la evolución de diversas enfermedades.
Desde la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) se recomienda incorporar este estudio dentro de los análisis de rutina, para prevenir y detectar a tiempo alteraciones funcionales respiratorias.
Estas pueden ser consecuencia de enfermedad pulmonar, cardíaca, o por exposición a tóxicos (como el tabaco, polvos y vapores del ambiente laboral), concluye por su parte el doctor Juan Arturo Precerutti (MN 47986).