Es lindo, es necesario y puede ser sumamente reparador. Dormir es una de las actividades que más hacemos en nuestra vida. De hecho se cree que si llegamos a vivir hasta los 90, habremos logrado dormir alrededor de tres décadas.
De acuerdo con un artículo escritor por el reconocido neurólogo Facundo Manes, para el diario El País de España, el sueño, lejos de ser una actividad pasiva, es sumamente activa ya que el cerebro sigue trabajando toda la noche.
"El sueño está asociado con funciones inmunes, endocrinas, de aprendizaje y memoria. También juega un rol esencial en nuestro bienestar emocional y puede conducir a ideas creativas", sostuvo el especialista en la nota.
El sueño ayudaría a consolidar los nuevos recuerdos y a actualizar los antiguos sobre la base de lo que acabamos de aprender. También permite forjar nuevas conexiones neuronales filtrando de estas las que no tienen importancia.
"El cerebro dormido sabe qué información nueva es lo suficientemente significativa como para mantenerla y, por el contrario, qué puede atenuarse o desaparecer", aseguró Manes, quien se desempeña como profesor de Neurología y Neurociencias Cognitivas en la Universidad Favaloro.
Investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison descubrieron recientemente que los buenos hábitos de sueño también fortalecen el cerebro a largo plazo y auxiliarían al cerebro en tareas de autorreparación.
Sin embargo, la privación de dormir produce una mayor actividad en los genes implicados en el estrés y la muerte celular.
Se estima que antes del invento de la electricidad el ser humano dormía unas tres horas más que en las condiciones actuales. No obstante, la iluminación artificial y la posterior implantación del trabajo por turnos se convirtieron en enemigos del sueño.
Momentos distintosLo más probable es que estas mismas personas sí puedan quedarse estudiando o trabajando hasta altas horas de la noche.
Es así que existe un porcentaje de hombres y mujeres que califican como "alondras" o "amantes de la mañana" y otro como "búhos" o "amantes de la noche". Por eso, es importante determinar a qué grupo cronobiológico pertenece una persona y así adaptar sus horarios de trabajo a su patrón de sueño natural.