Un trabajo publicado en Nature Communications analizó un plan alimentario corto y mostró mejoras en el metabolismo y la edad biológica sin ayunar por completo.
El interés por métodos simples para mejorar la salud sin grandes sacrificios sigue creciendo y una investigación científica volvió a poner el foco en la alimentación como herramienta central. Un equipo de la Universidad de Carolina del Sur, en Estados Unidos, publicó un estudio en la revista Nature Communications donde analizó los efectos de una dieta específica que no implica dejar de comer por completo ni cambiar la rutina diaria de forma constante.
La propuesta se conoce como dieta que imita el ayuno o FMD por sus siglas en inglés. Se trata de un plan alimentario de solo cinco días al mes, bajo en calorías, proteínas y carbohidratos, pero rico en grasas insaturadas. Su objetivo es provocar en el organismo reacciones similares a las del ayuno tradicional, pero sin eliminar la ingesta de alimentos.
El régimen fue desarrollado por el laboratorio del investigador Valter Longo, quien explicó que es la primera vez que se demuestra que una intervención alimentaria puntual puede reducir la edad biológica sin exigir cambios permanentes en el estilo de vida.
El estudio fue publicado en Nature Communications.
La investigación incluyó hombres y mujeres de entre 18 y 70 años, divididos en dos grupos. Uno realizó cuatro ciclos mensuales de la dieta FMD, con 25 días intermedios de alimentación normal. El otro grupo siguió una dieta mediterránea o habitual. Los resultados se midieron a través de análisis de sangre y estudios por imágenes.
Los participantes que siguieron la dieta que imita el ayuno mostraron menor resistencia a la insulina, niveles más bajos de glucosa y una reducción de grasa abdominal y hepática. También se observó una disminución de factores asociados al síndrome metabólico.
Uno de los datos más destacados fue la reducción promedio de 2,5 años en la edad biológica, un indicador que refleja el estado real del organismo más allá de la edad cronológica. Según los autores, estos resultados podrían ser útiles para personas con riesgo metabólico elevado, siempre bajo supervisión médica.