Desde la amenaza a las pérdidas de recursos, hasta una mejor relación entre la demanda y el consumo, obligan a que el planeta revea tanto sus malos hábitos como el modo de malgastar la producción en alimentos básicos. Una ley para reducir las pérdidas y desperdicios.

Un reciente informe de las Naciones Unidas estima que, para nutrir a la población mundial que alcanzará los 8,6 mil millones de personas en 2030 y 9,8 mil millones de personas en 2050, se necesitará producir más alimentos en los próximos 40 años que en los últimos 10.000 años.

A su vez, el sistema alimentario mundial se ve afectado por el cambio climático, la inseguridad y la escasez de recursos, lo cual redunda en insuficiente resiliencia, falta de medios de vida para los productores, persistiendo el impacto combinado de la desnutrición y el sobrepeso, también conocido como la doble carga de la malnutrición.

Con este panorama “es necesario rediseñar el sistema agrícola y alimentario mundial de manera tal que sea sostenible, eficiente y resiliente, con una conexión más fuerte entre la producción y el consumo de los alimentos, con el propósito de que todas las personas tengan acceso a alimentos saludables y nutritivos que se produzcan en forma sustentable teniendo en cuenta la protección y el mantenimiento del medio ambiente en pos de mejorar los medio de vida de los productores y los proveedores”, sostiene la doctora Susana Socolovsky, Doctora en Ciencias Químicas (UBA), Consultora en Asuntos Regulatorios y Científicos y destaca que “esto requiere un marco de acción preciso desde la producción hasta el consumo.Según datos obtenidos de FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) y del Programa Nacional de Reducción de Pérdida y Desperdicio de Alimentos de la Secretaría de Agregado de Valor del Ministerio de Agroindustria, en la actualidad, 40% de las calorías que se producen hoy en día son desperdiciadas.

Si el desperdicio de alimentos fuera un país, sería el tercer emisor de CO2.

Un tercio de todos los alimentos que se producen en el mundo termina en la basura.

6% de las pérdidas mundiales de alimentos se dan en América Latina y el Caribe.

El 15% de los alimentos es lo que desperdicia la región, a pesar de que 47 millones de sus habitantes viven con hambre.

30 millones de personas se podrían alimentar con los alimentos que se pierden.

América Latina es la región que en proporción presenta las menores pérdidas y desperdicios que en promedio rondan el 15% de los alimentos disponibles. Se producen mayormente en las etapas de consumo (28%), producción (28%), manejo y almacenamiento (22%) y en menor medida en el comercio, la distribución (17%) y durante el procesamiento (6%).

Aicionalmente, y como parte de la iniciativa de evitar la pérdida de alimentos, se presentó en el Congreso de la Nación un proyecto de ley para institucionalizar el 29 de septiembre como el Día Nacional de la Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos, proyecto que ya obtuvo media sanción en la Cámara de Senadores. Esta iniciativa es impulsada por el Ministerio de Agroindustria, la FAO, entreotras instituciones.

Tips simples para evitar posibles indigestiones

En cuanto a las acciones individuales que se pueden llevar a cabo para evitar los desperdicios de alimentos, se destacan los siguientes:

Chequear en la etiqueta cuál es la fecha de vencimiento de los productos para consumirlos en tiempo y forma y no tener que tirarlos.

Almacenar adecuadamente los alimentos.

Planificar el menú semanal con anticipación para comprar de forma inteligente.

Respetar la cadena de frío si compramos productos congelados.

Guardar las sobras de alimentos en la heladera o freezer lo más rápido posible.

Se trata de acciones sencillas, que se pueden llevar a cabo a diario y que permitirán evitar el desperdicio de alimentos.

Reducción de las pérdidas y desperdicios de alimentos

En el marco del Programa Nacional de Reducción de Pérdida y Desperdicio de Alimentos, y la campaña Valoremos los alimentos que se lleva adelante por impulso del Ministerio de Agroindustria se generaron varios acciones. En particular se conformó la Red Nacional para la Reducción de Pérdida y Desperdicio de Alimentos que al día cuenta con más de 60 contrapartes de diversos sectores.

Por otro lado también se lleva a cabo la campaña #NoTiresComida, en sociedad con FAO, Unilever y el Ministerio de Agroindustria de la Nación, para dar visibilidad a la problemática del desperdicio de alimentos, y educar a los consumidores con estrategias de compra y consumo inteligentes. Para esto, se desarrolló una guía con consejos prácticos para aprovechar al máximo los alimentos.

También se ha sumado ahora una plataforma que une comedores sociales con donantes de comida para evitar el desperdicio de alimentos, llamada Nilus. Esta aplicación busca recuperar y distribuir la cantidad de alimentos en perfectas condiciones que se pierden todos los días. Los principales beneficiarios son los comedores sociales, ayudando a quienes más lo necesitan. El funcionamiento de la aplicación es a partir de un donante, que puede ser un supermercado o un productor, notifica a Nilus de que tiene alimentos disponibles para entregar, luego, cuando un comedor solicita la comida se dispara una alerta a choferes particulares disponibles en la zona, el cual recibirá un pago por el traslado de alimentos desde el productor hasta el comedor.

Y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires con la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés y la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina firmaron un Convenio de Colaboración que permitirá avanzar en la reducción del desperdicio de alimentos en la Ciudad.

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