“Este es el primer encuentro con equipos de afuera y es muy importante porque con el deporte reforzamos los lazos de compañerismo y solidaridad y hay una baja en los niveles de conflictividad, además de mejorar los hábitos diarios”, contó uno de los integrantes de la Dirección Nacional de Readaptación Social, dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Martín Fernández.
Fernandez explicó que vienen entrenándose todos los últimos martes de cada mes hace cinco meses con la organización Botines Solidarios y que, como sumaron tanto entusiasmo, firmarán el convenio con ellos para que las clínicas deportivas de rugby se realicen dos veces por mes.
“La motivación más grande es jugar con otro equipo y creemos que traer a los chicos de barrios con realidades similares a las de los internos del penal es una oportunidad para que vean que se pueden tomar otros caminos”, refirió uno de los entrenadores de rugby a cargo también de la comunicación de Botines Solidarios, Agustín Gosende, tras salir unos minutos del partido.
“El rugby siempre fue visto como una actividad de elite y todo lo que se necesita es una pelota, por eso trabajamos en barrios de bajos recursos y cárceles”, comentó Gosende.
Agregó que el deporte es una excusa porque “lo más importante son los valores que les enseñamos: pasión, respeto, disciplina, integridad y solidaridad”.
Mientras los 12 jugadores del penal de Ezeiza se enfrentaban en un triangular de rugby con los 17 del equipo Villa 31 Rugby y Hockey Club y 4 voluntarios de la organización, el resto de los internos del penal observaban con atención el partido.
Gosende comentó que al principio eran sólo cuatro internos los que se entrenaban y cinco meses más tarde ya suman doce, y la idea es que practiquen todos los que quieran. En ese lapso, se entrenaron, aprendieron la técnica y jugaron entre ellos.
“Son súper abiertos para aprender y desde que empezamos a entrenarlos, nos dijeron: “Nosotros sentimos que estamos en libertad cada vez que entramos a jugar”, contó uno de los entrenadores quien aclaró que lo más importante es que a través del deporte atraviesan mejor la sensación de frustración.
“El rugby me salvó de muchas cosas, sobre todo de estar en la calle”, comentó a Télam Juan Manuel Toconas, de 29 años, quien también estuvo preso durante cinco meses en un penal cercano, y ahora es uno de los jugadores del barrio 31 e integrante de Botines Solidarios.
Toconas vive en el barrio y juega desde hace 9 años en el Villa 31 Hockey Club. Indicó que le da “mucha satisfacción” ser parte de un equipo porque es como “una familia y me da contención” y dijo que esperaba la oportunidad de estar con los internos porque vivió esa experiencia.
Agregó que jugar le sirve para “sentir la cabeza ocupada” y que la particularidad del rugby es que si te equivocas “tu compañero te respalda y te contiene”.
Las donaciones y apoyos solidarios se fueron sumando y así llegaron los 20 pares de botines que fueron entregados por la organización para los internos, las camisetas rojas con una V azul para los jugadores del barrio 31, donados por uno de los integrantes del club de Veteranos y los protectores bucales de parte del Ministerio de Justicia.
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